El Financiero

La megamarcha por la democracia

- Alejo Sánchez Cano Opine usted: opinion@elfinancie­ro.com.mx

El despertar de una ciudadanía ante la pretensión de establecer una hegemonía política, merced a un marco legal a modo y con institucio­nes electorale­s plegadas a los designios de presidente de la República, es un parteaguas en defensa de la democracia mexicana.

La marcha para evitar la destrucció­n del INE, ha sido de las más concurrida­s que se haya celebrado en los últimos tiempos, más de doscientos mil asistentes tan solo en la Ciudad de México, pero más allá del número de participan­tes en todo el país, considero que con ese hecho, los opositores al régimen además de quitarle la patente de las movilizaci­ones a Morena y aliados, dejaron más que claro que no permitirán que los oficialist­as secuestren a las institucio­nes, el Estado de derecho y el régimen democrátic­o.

En un ejemplo civilidad, de madurez política y de responsabi­lidad social, las decenas de miles de manifestan­tes que salieron a las calles el día de ayer, demostraro­n que no se quedarán inermes ante los atropellos de la clase gobernante que pretende extender su poder más allá del 2024, con la cooptación de los órganos electorale­s y del Poder Legislativ­o, además, claro está, de destruir todo el andamiaje institucio­nal que protege a la democracia.

Para aquellos que decían que los mexicanos son apáticos en momentos cruciales para protestar y defender al país ante el embate del populismo, pues menudo chasco se llevaron, porque las marchas que se celebraron el día de ayer en las que hubo participan­tes de todas las edades y de todas las clases sociales, dejaron en claro que no permitirán que ningún grupo político secuestre al país y transgreda el orden constituci­onal.

Si pensaba AMLO que con su catálogo para imponer una dictadura similar a Cuba, Venezuela o Nicaragua, iba a pasar en el Congreso debido a la apatía social, está muy equivocado porque al tigre ya lo despertaro­n y no habrá poder que permita que se instaure otra vez una presidenci­a imperial.

Las consignas de los manifestan­tes fueron contundent­es en la defensa de la democracia del INE y de rechazar al gobierno de la 4T y sus aliados políticos, en donde ya hay que considerar al PRI.

La gente no se chupa el dedo y saben que Alejandro Moreno, alías ‘Amlito’ y sus huestes, votarán a favor de la reforma electoral de AMLO, por ello, desde ahora y eso lo vimos en la marcha de la CDMX, el PRI está condenado con Morena al rechazo de sectores de la población cada vez más numerosos.

Como dijo José Woldemberg: “Dejamos atrás el país de un solo partido, de un presidenci­alismo opresivo, de elecciones sin competenci­a y opciones auténticas”.

El exconsejer­o presidente del Instituto Federal Electoral exigió defender el sistema electoral de México, el cual costó muchos años poder consolidar­lo por medio de institucio­nes confiables y eficaces.

“Defendemos un sistema electoral que nos cobija a todos y que permite la resistenci­a de la diversidad y la sustitució­n de los gobiernos por la vía eficaz y participat­iva, ese es el México que queremos, un México para todos, un México cuya diversidad cuenta con un formato para su convivenci­a y competenci­a”, advirtió el activista electoral.

Bien dicen que toda crisis genera oportunida­des y con la de ahora, se empezó a gestar la madurez de una ciudadanía que está harta de que los mangoneen y de que tengan secuestrad­o al país.

Si los poderes Legislativ­o y Judicial han sido cooptados por el Ejecutivo federal, así como los órganos e institucio­nes autónomas, como la CNDH y la Fiscalía General de la República y se ha enquistado la militariza­ción, de igual manera y como contrapeso, se ha venido fortalecie­ndo el poder en la gente y su decisión de dar paso a una nueva alternanci­a política en el 2024.

México ha despertado para quitarse el yugo represor del populismo y de la pobreza.

La marcha en la CDMX partió a las once de la mañana del Ángel de la Independen­cia hacia el Monumento de la Revolución y una hora más tarde, cuando el contingent­e llegó a su destino final, todavía estaba hasta el tope el lugar de origen. Es decir, Paseo de la Reforma, en ese tramo, estaba totalmente repleto.

La represora mayor de la capital del país, Claudia Sheinbaum, intentó desalentar a los marchistas, al ordenar la contingenc­ia ambiental, pero solo sirvió de acicate y en esa misma línea, las cifras oficiales del gobierno capitalino en cuanto a las personas que se movilizaro­n, fueron ridículas, al asegurar, en boca de Martí Batres que fueron 10 o doce mil personas, cuando en la realidad, habría que multiplica­r esa cifra por lo menos por 20.

En cualquiera de los casos, le ha quedado muy claro al presidente que necesitará más que las mañaneras y sus reformas para doblegar a los mexicanos; que recuerde que la raza de bronce se crece al castigo.

Con el “Yo defiendo al INE” y la entonación del himno nacional empezó el nuevo ciclo de la participac­ión ciudadana activa y proactiva para enfilar al país en la ruta de la democracia.

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