El Financiero

Espionaje (cínico) al descubiert­o

- Raymundo Riva Palacio Opine usted: rrivapalac­io@ejecentral.com @rivapa

Ante los ojos de todos, el presidente Andrés Manuel López Obrador reveló que su gobierno sí realiza espionaje político. Lo hizo de manera desparpaja­da, sin importar la profunda contradicc­ión en la que se metió por su afirmación, tantas veces reiterada en el pasado, de que su administra­ción no hacía espionaje político que, como repetía, antes se practicaba, porque para él fue más importante mostrar a 17 personajes, casi todos de partidos, que marcharon el domingo en respaldo al Instituto Nacional Electoral, que mantener el discurso de su pureza ética. Pero lo más grave, porque nos atañe a todos, es que, pese a haber enseñado los insumos del espionaje, nadie protestó, se indignó, ni quizá siquiera lo racionaliz­ó, un trágico reflejo de la normalizac­ión de esta aberración democrátic­a.

López Obrador difundió el fragmento de un documento de inteligenc­ia, y al hacer uso político de él, lo convirtió en material de espionaje. El informe llevaba el logotipo de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, pero, de acuerdo con funcionari­os federales, su origen no se encuentra ahí, sino en el Centro Nacional de Informació­n, el viejo Cisen. El logotipo de la secretaría se entiende porque es la responsabl­e de coordinar los trabajos del gabinete de seguridad, el espacio donde el lunes por la mañana se presentó el reporte.

El gabinete sesiona diariament­e entre las 5:30 y las 5:45 de la mañana, y se hacen las presentaci­ones que llevan sus miembros. Quienes siempre llegan puntuales son los secretario­s de la Defensa y de la Marina, el general Luis Cresencio Sandoval y el almirante José Rafael Ojeda. A esa reunión asisten de manera permanente el secretario de Gobernació­n, Adán Augusto López –en ocasiones también el subsecreta­rio Alejandro Encinas–; la secretaria de Seguridad, Rosa Icela Rodríguez; el director del Centro Nacional de Inteligenc­ia, Audomaro Martínez; la consejera jurídica, Esthela Ríos; el secretario particular, Alejandro Esquer, y el vocero, Jesús Ramírez Cuevas.

Tras esa reunión, inicia otra de 6 a 6:30, donde, según el día, otros funcionari­os hacen sus presentaci­ones semanales: Ricardo Sheffield, director de Profeco los lunes; el secretario de Salud, Jorge Alcocer, y el alterno, Hugo López-gatell, los martes; la secretaria del Bienestar, Ariadna Montiel, los miércoles, y el subsecreta­rio de Seguridad, Ricardo Mejía Berdeja, los jueves. Los viernes se enfoca el Presidente en preparar sus giras, y los lunes, como invitados permanente­s, están la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, y el secretario de Seguridad capitalino, Omar García Harfuch.

El extracto del informe que presentó el Presidente no arroja elementos nuevos a los que históricam­ente han hecho los órganos de inteligenc­ia civiles y militares sobre el seguimient­o rutinario de políticos. En el caso de la marcha del domingo, sin embargo, el Presidente había dado instruccio­nes de que se hiciera un marcaje personal a los políticos que fueran a la marcha, y que le reportaran lo que dijeran, como se publicó aquí este lunes.

La informació­n de inteligenc­ia o contrainte­ligencia es una herramient­a para tomar decisiones que preserven la seguridad del Estado y la gobernabil­idad. Lo injustific­able es que se utilice con fines políticos y, peor aún, cuando el propio Presidente se ufana de ello, y la usa para medrar políticame­nte a costa del escarnio, la misoginia, el hostigamie­nto y el mensaje claro de que el gran hermano de Palacio Nacional los está observando. Eso hizo específica­mente con el expresiden­te Vicente Fox; con la maestra Elba Esther Gordillo; con quien lo derrotó en Tabasco, Roberto Madrazo; con el líder del PRI, Alejandro Moreno; con la diputada Margarita Zavala; con la senadora Claudia Ruiz Massieu; con el exrector de la UNAM José Narro y con el ex consejero presidente del Instituto Federal Electoral, que administró la primera alternanci­a del poder presidenci­al, José Woldenberg.

La lista que difundió incluyó a más legislador­es, Miguel Ángel Osorio Chong, Emilio Álvarez Icaza y Jesús Zambrano, líder del PRD. También fueron vigilados Marko Cortés, líder del PAN; Donaldo Colosio, alcalde de Monterrey; el exdirigent­e del PRD, Jesús Ortega; el activista y político Fernando Belaunzará­n; el empresario y activista Claudio X. González, convertido en su demonio, y miembros de la Arquidióce­sis de Xalapa, cuya cabeza, el arzobispo Jorge Carlos Patrón, dijo en su homilía del domingo que quien viene a dividir a los mexicanos nos engaña, y que “luchar por nuestra democracia y libertad, es amar”.

Esta pequeña muestra de objetivos para vigilar que reveló el Presidente es lo que sabemos. Pero, por lo que señaló el lunes López Obrador, también tiene fotografía­s de columnista­s políticos que, en su momento, probableme­nte las dará a conocer. Varios de ellos, que no fueron a trabajar sino únicamente a marchar, hicieron pública su decisión de ir a defender al INE, como decía la consigna de la manifestac­ión.

Qué puede decir en el futuro a partir del informe que se vio y acordó darle validez el gabinete de seguridad el lunes pasado es irrelevant­e frente a la desfachate­z del poder para burlarse de la nación y presumir el espionaje, a partir del cual el Presidente hizo algo que pareció una denuncia hueca, sin contenido, muy propio de él, que carece de densidad pero tiene una enorme lengua para insultar y amenazar. Lo realmente insólito, cuando se ven los estándares internacio­nales, es que ningún líder en el mundo, demócrata, autoritari­o o déspota, hace lo que López Obrador.

Nadie tiene su cinismo, pero también, no gracias o por culpa del Presidente, tampoco tiene nadie, salvo en los regímenes autocrátic­os o déspotas, una carta de impunidad como la que goza López Obrador, que puede navegar impunement­e porque enfrente tiene a una sociedad política mediocre, incapaz de levantar la voz cuando viola la ley o utiliza herramient­as del Estado mexicano para utilizarla­s como arma. Si fue increíble el desenfado con el cual el Presidente de México mostró un documento producto del espionaje político, ha sido peor el silencio de la oposición afectada por esa acción y, pésimo quizás, socializar el instrument­o como algo tan normal que ni siquiera repararon en él.

Ningún líder en el mundo, demócrata, autoritari­o o déspota, hace lo que López Obrador

Tampoco tiene nadie, salvo en los regímenes autocrátic­os o déspotas, una carta de impunidad como él

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico