Marcha a favor de la dictadura
Con un país polarizado, dividido y enfrentado, el presidente López Obrador cree no solo ganar la elección presidencial del 2024, sino mantener su proyecto político por varios lustros más.
La fórmula populista de generar más pobres, tenerlos maiceados y a medio comer es la “estrategia perfecta”, para asegurar los votos necesarios en las urnas o en las consultas populares o en las revueltas sociales, para vencer a “los poderosos”.
Con el señuelo de que los ricos son los malos y culpables de la marginación y la pobreza, a diario se alimenta entre los sectores de la población más marginada, ese discurso de odio y encono que busca, sin duda, votos y apoyo a instaurar la dictadura perfecta.
La marcha de los acarreados busca acentuar esas diferencias entre los fifís y los chairos, entre los poderosos y corruptos, entre el pueblo bueno y marginado y los conservadores.
La tesis fundamental de que neoliberalismo, desarrollo y democratización (política, económica y social) son antagónicos e incompatibles, y que de la capacidad que tengan los movimientos políticos y sociales de proponer alternativa y crear condiciones desarrollar el proyecto popular, dependerá de la derrota definitiva de la doctrina neoliberal.
El Foro de Sao Paulo busca subrepticiamente desestabilizar a las democracias de América Latina, y en esta línea se avoca el gobierno de la 4T en aras de perpetuarse en el poder.
El presidente Andrés Manuel López Obrador lleva a cabo las recomendaciones del Foro, claro, solo las tropicaliza para que tengan más penetración entre la gente, pero el objetivo es aniquilar a la democracia.
La prueba de ello es su reforma electoral, que representa el manual de acciones para cooptar a los organismos electorales, mantener el control del Congreso y aniquilar a la oposición.
El presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva con otros mandatarios de la región, emanados de la izquierda como López Obrador, son los impulsores del ideario político y social del Foro de Sao Paulo para que se mantenga vigente, tanto en sus conceptos ideológicos, como en la instauración de “los regímenes contrarios al imperialismo yanqui”.
Los participantes en la marcha pro AMLO, asistirán amenazados, incentivados o de plano convencidos de que la mejor opción para gobernar al país es el gobierno de la 4T, porque es el que trabaja para ellos, no obstante que el grueso de esos marchistas y de la población estén más jodidos que por lo menos hace cuatro años.
Los 4 millones de personas que se han sumado a la pobreza en este sexenio, así como la pretensión de aniquilar a las clases medias, son el signo distintivo de la administración de AMLO.
Tienen razón aquellos que en estos momentos aseguran que estamos ante dos modelos de gobierno: la democracia o la dictadura, y ante ello los ciudadanos tienen que tomar partido y por fortuna así ocurrió con la marcha del 13 de noviembre en favor del INE.
Los cerca de un millón de mexicanos que se manifestaron en todo México y en varias ciudades del mundo, constituyen un muro en defensa de la democracia, de las libertades y de los derechos humanos; y en contra del autoritarismo promovido por anarquistas y grupos violentos.
La gestación de un socialismo democrático, dejo hace años su disfraz para develar el rostro auténtico de la dictadura.
La marcha promovida y organizada por AMLO, para alabarlo, en el fondo no es más que la pretensión de aniquilar a la democracia mexicana.
Para el modelo que pretende imponer López Obrador es condición indispensable mantener bajo su égida al INE, a los tribunales electorales, al Congreso, el Poder Judicial, los organismos autónomos, como la CNDH y la Fiscalía General de la República, al tiempo de dominar a las Fuerzas Armadas.
Como se aprecia, estimado lector, le falta muy poquito al presidente para avanzar en sus aviesos objetivos.
Por fortuna, la mayoría de los marchistas pro AMLO, van “a güevo” y con plena ignorancia de cómo será usada su presencia en favor de acabar con la democracia en nuestro país.
Para terminar esta columna, transcribo algunas reflexiones de los enemigos del Foro de Sao Paulo:
El Foro es la mayor organización política que existe en el continente latinoamericano, dice el escritor brasileño, Olavo de Caralho: “No creo que ni en Estados Unidos exista una organización que reúna 200 partidos políticos y más bandas de narcotraficantes, secuestradores,criminales, etc. Es un negocio monstruoso”.
La violencia, la manipulación, el crimen, la corrupción y el fraude, son el ADN de estos gobiernos que gritan a todo pulmón: “Primero los pobres”.