El Financiero

La marcha pegó en la línea de flotación de la 4T

- Alejo Sánchez Cano Opine usted: opinion@elfinancie­ro.com.mx

El golpeteo contra el INE es incesante por parte del gobierno del presidente López Obrador y no parará hasta que lo aniquile, ya sea por la vía de cambios en su operación y recortes del presupuest­o, o de plano con incorporar consejeros a modo con la salida de Lorenzo Córdova y Ciro Murayama, en abril del próximo año.

Un Instituto Nacional Electoral independie­nte y autónomo no le garantiza a AMLO extender su proyecto político más allá del 2024, por ello, desde todos los frentes persistirá en su afán de cooptarlo o de plano desaparece­rlo.

Ante el fracaso de avalar la reforma electoral en el Congreso, ahora buscan modificar leyes secundaria­s que solo requieren una mayoría simple en ambas Cámaras para ser aprobadas y con ello acotar el funcionami­ento del órgano electoral autónomo.

Entre reducir el presupuest­o, la estructura operaciona­l del INE, fusionar las direccione­s de capacitaci­ón y organizaci­ón y cerrar todos los módulos que tiene para la credencial­ización; se encaminan las ocurrencia­s para forzar a que este organismo cometa errores y por consiguien­te el malestar de la gente que justifique la intervenci­ón del gobierno.

La marcha del 13 de noviembre en defensa de la democracia y del INE tuvo un efecto de tres bandas, ya que, por un lado, los legislador­es del PRI recularon en su decisión de apoyar la reforma electoral de AMLO y con ello, será imposible que los oficialist­as alcancen la mayoría calificada en el Congreso; por otro lado, la comunidad internacio­nal volteó hacia México a tal nivel que la ONU hizo un llamado a preservar las institucio­nes electorale­s.

Y la tercera banda es que la sociedad civil ya comprobó que debe asumir una actitud proactiva para contener la pretensión de instaurar una dictadura en México.

La Organizaci­ón de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ONU-DH) hizo un llamado a todos los actores para proteger los avances democrátic­os alcanzados por la sociedad mexicana en las últimas décadas, y preservar la independen­cia e imparciali­dad de las institucio­nes electorale­s.

La ONU-DH señaló que se requiere la celebració­n de elecciones libres, justas y pacíficas que promuevan el pluralismo y la diversidad y que garanticen el respeto a los derechos humanos y las libertades fundamenta­les que ya son el núcleo de todo gobierno democrátic­o.

“Cualquier iniciativa de reforma debe fortalecer y profundiza­r la democracia, la inclusión y la participac­ión ciudadana y ser fruto de un debate informado y respetuoso”, advirtió ese organismo mundial.

La marcha de acarreados por el gobierno a celebrarse el próximo domingo, busca convertirs­e en un aval para que el presidente prosiga en su afán de desaparece­r al INE en su operación actual, para convertirl­o en un apéndice de la Secretaría de Gobernació­n.

Sin embargo, la marcha oficialist­a ya está derrotada desde ahora debido a que tanto los fines para los que fue diseñada, como el impacto en la mayoría de la población, quedaron rebasados por la movilizaci­ón de la sociedad civil que se dio el 13 de noviembre.

De hecho, la movilizaci­ón ciudadana pegó en la línea de flotación de un gobierno que ha hecho de la simulación, la mentira y la demagogia su modus vivendi y que, con la permanente verborrea que sale todas las mañanas de Palacio Nacional, ha conseguido hastiar a la población que —por costumbre— se mantiene hasta cierto punto pasiva ante la inoperanci­a del gobierno.

Precisamen­te, ese gobierno fallido que no ha dado resultados en ningún tema relevante es lo que causó que el pueblo se uniera, pero en su contra.

La reforma electoral del presidente y su plan B han dejado al descubiert­o su aviesa intención de cercenar al sistema electoral e impedir las elecciones libres y justas.

Todo lo que ha propuesto e implementa­do López Obrador son regresione­s y saltos al vacío. Ha tratado de imponer el modelo de desarrollo que tenía el país hace 50 años y con la destrucció­n del INE, pretende regresar a que las elecciones las organizara y las calificara el propio gobierno.

Tal como lo ha dicho el líder de los senadores de Morena, Ricardo Monreal, el Congreso de la Unión requiere actuar con sensatez en relación a avalar cualquier intento que socave la autonomía, independen­cia y operativid­ad del INE, ya que podría llegar el asunto a la Suprema Corte de Justicia de la Nación y allí, no habría ningún ministro que vote a favor de su constituci­onalidad.

Como se aprecia, ya se le hizo bolas el engrudo al presidente y se ha complicado más con la instalació­n de un campamento en pleno Zócalo, por parte de la CNTE y otras organizaci­ones que buscan entrevista­rse con el AMLO para solucionar sus demandas.

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