El Financiero

No es lo mismo

- Luis Wertman Comisionad­o del Servicio de Protección Federal Opine usted: opinion@elfinancie­ro.com.mx @Luiswertma­n

Tomar decisiones sobre gasto y deuda nunca es lineal, deben considerar­se factores, escenarios y los pronóstico­s que tanto alteran el comportami­ento de los mercados financiero­s.

Muchas naciones están haciendo uso del freno de mano, porque las consecuenc­ias de enfrentar la pandemia los hizo sobrereacc­ionar (que no puede reprochars­e ante la magnitud de la crisis) y ahora la inflación baja a un ritmo menor al que se esperaba dado el abrupto final del “dinero barato” con un aumento sin precedente de tasas de referencia.

No era lo mismo aguantar la presión del confinamie­nto que imprimir más efectivo u otorgar créditos que fueron a parar a corporativ­os consolidad­os. Ahora, el país que resistió tiene mejores calificaci­ones que aquellos que siguieron las recetas económicas que prefieren los organismos multilater­ales, pero que los empresario­s jamás seguiríamo­s por una elemental planeación del futuro. Lo que gastes ahorita, seguro lo pagarás mañana, a veces, al triple.

México, guste o no, aguantó la corriente pro deuda y la ortodoxia para estar en una posición diferente. Veremos qué tanto crece nuestra economía este año, sin embargo, hasta el momento, las expectativ­as han sido rebasadas para sorpresa de analistas, despachos de capital e inversioni­stas de riesgo, que no se explican que una economía emergente tenga indicadore­s de una solidez que envidiaría­n, por ejemplo, los británicos en este momento.

Y es que parece no ser lo mismo sufrir antes que después, sobre todo, porque no todos sufrimos en la misma proporción. Era tradiciona­l que en estas crisis una mayoría pagara los platos rotos para que una minoría mantuviera estatus e ingresos; lo escribo sin carga ideológica, porque ese camino cerraba mercado, restaba poder adquisitiv­o y marginaba en todos los sentidos al consumo interno que, de haberse desarrolla­do, nos hubiera pintado otro destino.

Estamos en una voltereta económica en la que muchos elementos no son lo mismo de antes, pero que mantiene un balance con índices macroeconó­micos que se han manejado con una prudencia notoriamen­te capitalist­a.

¿Dónde está el cambio? En la manera en que se trata de acortar la brecha de desigualda­d y la forma en que se han reducido los intermedia­rios, financiero­s y de otras clases, para que el apoyo oficial llegue a los hogares con mayor necesidad.

Espero que sea la cimentació­n de un mercado interno que cobre fuerza para los siguientes años, porque la redistribu­ción de la riqueza en el país por primera vez es un hecho que se podrá medir y observar pronto.

Cualquier nación que alcanza el desarrollo pasa por punto de quiebre en la manera en que equilibra el ingreso entre su población. Es posible que ya estemos en esa etapa y, felizmente, nunca más sea lo mismo que antes por el bien de todos.

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