El Financiero

La hipocresía de Infantino

- Pablo Hiriart Opine usted: phiriart@elfinancie­ro.com.mx phiriartle­bert@gmail.com @Pablohiria­rt

Gritar “culero” en un estadio, a los directivos de la FIFA les parece un acto de discrimina­ción, y sin embargo le otorgaron la sede del Mundial a un país donde el apartheid a las personas por sus preferenci­as sexuales está en la ley.

A la Federación Mexicana de Futbol le llegó la advertenci­a de que sería sancionada por la FIFA porque los aficionado­s mexicanos violaron el artículo 13 del organismo, referido a la discrimina­ción.

Gianni Infantino, presidente de la FIFA, quiso rebatir las protestas por haberle dado la sede mundialist­a a un país donde los derechos civiles son denegados, y calificó de hipócritas a los países europeos que cuestionan las prácticas discrimina­torias.

“Europa debería pedir perdón por los últimos 3 mil años, antes de dar lecciones de moral”, dijo ante la prensa.

¿Europa? Habrá querido decir “los europeos”, pero ninguno de ellos vivió en la época del oscurantis­mo y las conquistas coloniales, y los qataríes que dictan la persecució­n judicial a los que tienen preferenci­as sexuales diferentes a las suyas estaban sentados junto a Infantino en la inauguraci­ón del Mundial.

La hipocresía de Infantino es para cubrir decisiones de la FIFA que se tomaron mediante sobornos. No hay otra explicació­n, amén de la turbulenci­a de corrupción que tiró a Michel Platini de la dirigencia mundial del organismo, quien dio, o vendió, la sede del Mundial a Qatar.

No estamos ante una discusión sobre si es buena o mala la homosexual­idad, o no es ni buena ni mala. Estamos ante un tema de derechos civiles arterament­e vulnerados.

La amenaza de sanción a México porque sus aficionado­s gritan “culero” es una verdadera tontería, a la altura de la hipocresía de la FIFA.

Konrad Lorenz, en su clásico La agresión, el pretendido mal, señala que la conducta humana necesita desfogar su belicosida­d por alguna vía, a fin de no hacerlo a través de guerras o ataques físicos.

Y pone como ejemplo, de agresivida­d bien canalizada, los gritos en un estadio de futbol.

A la siguiente, para lavarse la cara, los directivos del futbol mundial van a penalizar el grito de “vendido” al árbitro, o de “burro” a jugadores del equipo rival.

Pura faramalla para eludir la enorme mancha de haberle entregado el Mundial a un país donde los migrantes (75 por ciento de la población) no tienen derechos sociales, las mujeres son ciudadanas de segunda y se penalizan las preferenci­as sexuales.

Qatar es uno de los países con mayores reservas mundiales de gas natural (o tal vez el número uno) y de los tres mayores exportador­es de gas licuado. Esa es la razón por la que FIFA hace malabares para esconder las manos que robaron, y lavarse la cara con discursito­s absurdos y la sanción mojigata contra México porque sus aficionado­s gritan “culero”.

Siete equipos europeos tenían previsto usar el brazalete con los colores emblemátic­os de la preferenci­a LGBT, y la FIFA anunció que habría sanciones para ellos.

Las federacion­es de esos países dijeron adelante, vengan esas sanciones, asumimos el costo económico que ello implica.

Pero la FIFA dio un paso más: los castigos no serían económicos, sino deportivos. Así, para cuidar a sus futbolista­s, las federacion­es de Inglaterra, Dinamarca, Gales, Bélgica, Alemania, Suiza y Países Bajos tuvieron que dar marcha atrás.

Lo que prohibió la FIFA, hasta el extremo de la coerción para evitar molestias a los jeques qatarís, no era un ataque contra nadie ni una manifestac­ión sobre la política interna de ese país, sino una expresión de solidarida­d hacia derechos humanos universale­s que no deberían estar a discusión.

Salvo, claro, en Qatar, donde prevaleció el verso inmortal de Quevedo: “Quien lo lleva a un lado se ve hermoso aunque sea fiero, poderoso caballero es don dinero”.

La amenaza de sanción a México porque sus aficionado­s gritan “culero” es una verdadera tontería, a la altura de la hipocresía de FIFA

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico