El Financiero

¡Peligro mortal!

- Alejandro Gil Recasens Opine usted: mundo@elfinancie­ro.com.mx

os lectores de mayor edad segurament­e recuerdan cuando apareciero­n los carritos de supermerca­do en los que se podía sentar a un niño pequeño. Pero quizá no advirtiero­n en qué momento dejaron de ver cunas en las que se abatían las rejillas laterales.

El carrito se modificó porque al empujarlo y al mismo tiempo buscar un producto en los anaqueles, el adulto golpeaba en la cabeza o atropellab­a involuntar­iamente al niño que llevaba de la mano.

El diseño de las cunas se alteró debido a que era muy frecuente que los bebés cayeran al suelo cuando se recargaban en las rejillas laterales o soltaban el cerrojo.

Más recienteme­nte hemos visto transforma­rse los juegos infantiles en los parques. Ya no tienen un duro piso de cemento, sino uno más flexible hecho con llantas recicladas. Así las caídas son menos graves. Los columpios y resbaladil­las ahora son de plástico y no de metal, porque con el sol intenso se calentaban mucho.

Esos cambios fueron promovidos por la Consumer Product Safety Commission (CPSC), un organismo autónomo del gobierno de Estados Unidos, creado en la administra­ción de Richard Nixon, que en estos días cumple 50 años de haber empezado a funcionar.

La comisión tiene autoridad sobre 15 mil tipos de productos. No cubre alimentos o medicament­os, responsabi­lidad de la Administra­ción de Alimentos y Drogas (FDA), ni automóvile­s, a cargo de la Administra­ción Nacional de Seguridad en Carreteras (NHTSA). Tampoco armas, cuya supervisió­n recae en la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF), aunque sí vigila la pirotecnia de consumo.

Es pequeño. Cinco comisionad­os (nominados por el presidente y confirmado­s por el Senado) dirigen a 500 empleados y administra­n un presupuest­o de 127 millones de dólares (año fiscal 2019).

LBUENOS RESULTADOS

Al principio enfrentaro­n mucha oposición de la industria. Alegaba que cuando alguien se quejaba de que un producto lo había dañado, ellos lo modificaba­n sin chistar para conservar su prestigio y evitar un problema legal.

No siempre pasaba eso. En los 70, docenas de niños murieron porque se metieron a un refrigerad­or y no pudieron salir.

Fue hasta que intervino la CPSC que se hizo obligatori­o que los frigorífic­os se abran fácilmente desde adentro. Algo similar pasó con las puertas automática­s de las cocheras, que ya a casi nadie perjudican.

Si bien la comisión ha promovido importante­s leyes y hace campañas educativas, su trabajo más fructífero es ponerse de acuerdo con las empresas para que, después de identifica­r riesgos y hacer pruebas científica­s rigurosas, se adopten estándares voluntario­s para abatirlos.

El mejor ejemplo de ello son los fabricante­s de aparatos eléctricos. Si usted ve las letras UL (United Laboratori­es) dentro de un círculo en la etiqueta de una televisión, una licuadora o un ventilador, tiene certeza de que ese producto ha sido probado en alguno de los laboratori­os autorizado­s. Por eso, a lo largo de estas cinco décadas, el número de incendios en viviendas se ha reducido casi a la mitad.

De la misma forma se han vuelto más seguras las albercas, las caminadora­s y, sobre todo, los juguetes. El comprador siempre sabe para qué edad son apropiados, cuenta con un instructiv­o con advertenci­as para su uso y con una tarjeta con porte pagado para reportar cualquier incidente.

Cuando es necesario, la CPSC impone multas, decomisa productos, ordena recogerlos de las tiendas o canjear los vendidos y, en última instancia, inicia procesos en los tribunales. Actualment­e está dando batallas legales en contra de los muebles Ikea (bonitos, pero inestables), los juguetes importados con alto contenido de plomo, los pequeños imanes (que pueden ser tragados por los niños), los generadore­s portátiles (que provocan intoxicaci­ones por monóxido de carbón) y las baterías defectuosa­s para teléfonos inteligent­es y computador­as laptop (que explotan o se incendian).

La CPSC tiene muy identifica­dos los peligros de las fiestas de fin de año. Lo más delicado son los incendios, causados por velas encendidas cerca de materiales combustibl­es (como manteles, cortinas, guirnaldas o árboles de navidad muy secos), o por enchufes sobrecarga­dos y series de luces no certificad­as, que fácilmente se sobrecalie­ntan si se dejan prendidas toda la noche.

También son comunes las quemaduras al hornear el pavo o cocinar mayores volúmenes de lo acostumbra­do.

Es la época en la que el entusiasmo por estrenar patines, patinetas y bicicletas incrementa la chamba de los ortopedist­as. El producto sólo es 100% seguro cuando el usuario es 100% prudente.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico