Informando
e cumplen cuatro años de la presidencia de López Obrador. Un mes más si consideramos su primera decisión, cancelar el aeropuerto de la Ciudad de México, o tres, si fijamos como inicio de su gobierno la instalación de la LXIV Legislatura, en la que su coalición tenía más de 60% de las curules, a pesar de haber obtenido menos de 45% de los votos. En cualquier caso, conviene revisar estos años, considerando que ya poco podrá hacer esta administración en lo que resta.
En estos cuatro años, la economía no ha crecido nada. Le falta poco menos de medio punto porcentual para recuperar el nivel que tenía antes de este gobierno. La inversión, sin embargo, ha caído 10%, iniciando con la cancelación del aeropuerto, mientras que el consumo ha crecido 3%. Todo este crecimiento del consumo ocurre en los bienes importados, porque lo nacional, bienes y servicios, no ha crecido nada en cuatro años. Este fenómeno, en el que la actividad económica general (PIB) crece más que la demanda interna es algo propio de economías en malas condiciones, al extremo de que los últimos cuatro años, en este indicador, sólo pueden compararse con lo ocurrido alrededor de la crisis de 1995.
De los tres proyectos que el Presidente decidió lanzar, sólo el aeropuerto de Santa Lucía ha entrado en funcionamiento. Con dificultades, por su lejanía y falta de accesos, ha logrado llegar a 6 mil pasajeros diarios. Eso representa cerca de 4% de los 140 mil que utilizan el aeropuerto de siempre, en el que además hay un gran movimiento de carga que, desafortunadamente, no se ha movido al Felipe Ángeles. Dos Bocas no se ha terminado de construir, y posiblemente no se termine en este sexenio, y lo mismo ocurre con el Tren Maya. En ambos casos, hay un grave daño ambiental, más allá del dispendio en obras que no tendrán mayor impacto en el desarrollo nacional. Las tres fueron ocurrencias sin planeación, estudio o un fin diferente de cumplir sueños presidenciales.
Respecto a estos sueños, parece que el caso más dramático es el sector energético. A la llegada de López Obrador, Pemex producía 1.7 millones de barriles diarios; ahora produce 1.5 millones. Gracias a su decisión de incrementar la refinación, hoy se produce más combustóleo que gasolina en el sistema nacional. Ese combustóleo no tiene otro destino que quemarse para generar electricidad, provocando una contaminación que ya está castigada en buena parte del
S... ocurrencias sin planeación, estudio o un fin diferente de cumplir sueños presidenciales
mundo, pero aquí no. Esta decisión de quemar combustóleo, así como el continuo ataque del Presidente a los productores privados de electricidad, nos ha llevado a tener una caída de 8% en la generación eléctrica en estos cuatro años. Leyó bien: no sólo no ha crecido la generación, se ha reducido, gracias a la necedad del Presidente. Éste es el principal obstáculo para atraer más inversión en este momento.
Con todo y lo relevante de la economía, creo que el principal daño ha ocurrido en el sector salud, al que más de 25 millones de personas perdieron acceso, por la decisión de cancelar el Seguro Popular. El Insabi, un absurdo que pensaban que podría reemplazarlo, fue un fracaso, mismo destino que le espera al Imss-bienestar. La destrucción del sistema de abasto de medicamentos, la cancelación de guarderías y estancias para mujeres, así como la irresponsabilidad frente a la pandemia, se han llevado cerca de un millón de mexicanos que no debieron morir.
No hay espacio para seguir el recuento, pero creo que lo dicho da una idea general de los resultados de este gobierno, que además ha destruido la capacidad de gestión pública y el margen fiscal. Por eso creo que sólo pagando se podía conseguir quién aplaudiese esta información. En tortas, puestos o contratos, da igual.