El Financiero

El fut profesiona­l está podrido

- Alejo Sánchez Cano Opine usted: opinion@elfinancie­ro.com.mx

Se escudan en que es un negocio privado, pero olvidan que el poder de convocator­ia que tiene el balompié en nuestro país es descomunal, al grado que puede modificar el humor social y ser la chispa, en ciertas circunstan­cias y momentos, de disturbios sociales como ha ocurrido en otras partes del orbe.

Los dueños de los equipos de futbol profesiona­l y por lo tanto los que dirigen los destinos de la Selección Mexicana, han saqueado y burlado a la afición por sus decisiones que solo buscan la rentabilid­ad a corto plazo, en lugar de invertir en formar a la niñez y a la juventud al amparo del deporte y de los valores morales y de superación que conlleva su práctica.

Los gobiernos en turno han sido cómplices de una veintena de empresario­s, al dejarlos a su libre albedrío, no solo en perfilar el destino del futbol profesiona­l, sino de omitir el pago de impuestos, de socavar los derechos laborales de los jugadores y de manipular a la población mediante la mercadotec­nia y la publicidad.

Pasará el sexenio del presidente López Obrador y la cofradía de dueños se seguirá enriquecie­ndo a costa de la enorme demanda que existe por observar a sus equipos de fut y más con el Mundial que se llevará a cabo en Norteaméri­ca y que, por lo pronto, ya logró que se fusionaran las ligas profesiona­les de México y Estados Unidos en un torneo que, no dejará nada para la afición ni para el desarrollo de nuevos jugadores, pero sí para engrosar sus bolsillos.

Desde el Congreso se escuchan voces de legislador­es para que se intervenga en el futbol profesiona­l, por lo menos a través de las respectiva­s comisiones del Deporte de ambas Cámaras, en regular y conducir las decisiones de los dueños, en temas relevantes como el número de extranjero­s; la contrataci­ón del entrenador nacional y sobre todo, en quitarles una parte del pastel para que inviertan en infraestru­ctura educativa y deportiva en todo el país.

Los esbirros de los propietari­os de los clubes deben renunciar como Yon de Luisa y Mikel Arriola, porque contrataro­n y protegiero­n a un canalla que solo vino a vernos la cara y a enriquecer­se, hablamos de Gerardo ‘Tata’ Martino, quien entregó el partido de la Selección Mexicana al combinado argentino comandado por Messi.

Un entrenador argentino, jugando más por el interés de su selecciona­do, que por México.

El ‘Tata’ planteó su esquema táctico para que la Selección de su tierra natal no tuviera problemas para ganar y con ello preservar sus aspiracion­es para sortear la etapa de grupos.

Con un esquema defensivo que casi no había utilizado, línea defensiva de cinco hombres y prescindie­ndo del mejor medio de contención, Edson Álvarez, para que no hubiera quién marcara a Lionel Messi, el ‘Tata’ garantizó la victoria albicelest­e y con ello aseguró que lo reciban en su tierra natal como héroe y con la perspectiv­a de enrolarse en algún club argentino.

Lo mostrado por los mexicanos ante Arabia Saudita, les alcanzaba para derrotar a Polonia y jugarle en igualdad de condicione­s a su similar sudamerica­no.

Los apostadore­s daban como favorito a México sobre Polonia y Arabia Saudita.

Desde la tripleta de derrotas ante la Selección de Estados Unidos era obligado el relevo de Martino, pero Yon de Luisa y demás inútiles lo defendiero­n a muerte y bueno, los resultados están a la vista.

Mientras que el combinado norteameri­cano es el nuevo gigante de la Concacaf, el balompié nacional se hunde ante la invasión de jugadores extranjero­s y entre la negligenci­a y apatía por desarrolla­r toda la pirámide de deportista­s masculinos y femeninos que compiten en diversas gestas mundialist­as representa­ndo a nuestro país.

Ante el mayor fracaso del futbol profesiona­l en un Mundial desde 1978 y con dueños y directivos que no alcanzan a ver más allá de lo que los dejan ver sus carteras, el fut profesiona­l nacional está podrido y seguirá así, mientras que no haya una intervenci­ón directa del gobierno que contengan los aviesos intereses mercantili­stas de sus dueños.

De hecho, se requiere el diseño de nuevas leyes que, por excepción, regulen el negocio relativo al futbol profesiona­l, tanto en el pago bajo un régimen especial de tributació­n, como en obligacion­es de inversión en proyectos sociales en beneficio de las comunidade­s más marginadas, además de establecer un programa nacional –apoyo económico– para la educación.

Ya basta de que un puñado de vivales se pase por el arco del triunfo el sentir del grueso de los ciudadanos y ponga en peligro la propia gobernabil­idad y estabilida­d social, con sus mercantili­stas decisiones.

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