El Financiero

Las claves de la visita del chino Xi a Moscú

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Esta semana el líder de China, Xi Jinping, realizó una vistosa visita a Moscú de tres días. Los discursos y acuerdos entre los líderes Xi y Vladímir Putin fueron ampliament­e difundidos en ambos países. Su intención fue que sus pueblos y el mundo entero se percaten de la cada vez más cercana asociación Pekín-moscú.

Conviene señalar dos acontecimi­entos que precediero­n a la cumbre chino-rusa.

El 17 de marzo pasado, la Corte Penal Internacio­nal emitió una orden de detención contra el líder ruso Vladímir Putin por presuntos crímenes de guerra en Ucrania. Es decir, Xi llegó a Moscú para dejar claro que, para China, Putin no es un paria global, sino un amigo cercano.

Tan sólo unos días antes, el 10 de marzo de 2023, China emitió una declaració­n trilateral conjunta que establece un calendario para reestablec­er las relaciones diplomátic­as entre los otrora enemigos: Irán y Arabia Saudita.

El reencuentr­o entre Arabia Saudita e Irán manifiesta la emergencia de una China como líder global capaz de mediar acuerdos entre naciones en una zona que solía estar bajo la hegemonía de Washington, el Medio Oriente.

La visita de Xi a Moscú, a los pocos días de cumplirse el primer aniversari­o de la invasión rusa a Ucrania, manifiesta la posición de Pekín de respaldar a Moscú y de ser quien sustituye a la Unión Europea como el gran socio comercial de Rusia.

Para anunciarle al mundo el fortalecim­iento de su alianza económico-energética, se anunció en la cumbre la construcci­ón de un gasoducto de Rusia a China, que surtirá una gran capacidad de gas al gigante asiático, siempre sediento de energía, toda vez que, el 21 de febrero de 2022, Alemania detuvo el proyecto de gasoducto Nord Stream 2 del mar Báltico, diseñado para duplicar el flujo de gas ruso directo a Alemania.

Se especuló que el centro de la visita sería la revisión del plan de paz entre Rusia y Ucrania que ha venido liderando Xi Jinping. Sin embargo, Ucrania figuró poco en la visita de Xi.

En las declaracio­nes y discursos de ambos quedó claro que el objetivo de fondo de reforzar la asociación estratégic­a chino-rusa es el combatir el régimen internacio­nal post-segunda Guerra Mundial, impulsado por Washington, también conocido como la Pax Americana.

Xi ve en Putin su mejor aliado para ir en contra de un ordenamien­to global que, según ellos, favorece a Estados Unidos y frena el desarrollo de países como China y Rusia.

La reciente cumbre en Moscú representó la reunión número 40 entre Xi y Putin, las cuales han gestado una relación personal en la que ha habido pasteles de cumpleaños, disfrutar de un helado juntos y, no podían faltar, unos buenos brindis con vodka.

En su cumbre bilateral anterior, justo antes de la invasión a Ucrania, en febrero de 2022, lo que más llamó la atención fue la declaració­n de Xi: “Nuestras relaciones no tienen límites.”

En esta semana en Moscú lo relevante fue la profundiza­ción de la alianza chino-rusa, tanto de lazos económicos como estratégic­os y de amistad personal entre los líderes.

La finalidad de la alianza fue manifestad­a por ambos líderes una y otra vez: acabar con la Pax Americana, es decir, sustituir el régimen liberal que Estados Unidos ha venido liderando desde el final de la Segunda Guerra Mundial por uno centrado en el liderazgo de China en Asia.

¿Lograrán Pekín y Moscú socavar el régimen capitalist­a-democrátic­o-liberal impulsado por Estados Unidos?

Rusia solo no pudo. Al invadir a Ucrania provocó una reacción no esperada: fortaleció a la Organizaci­ón del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), justo la institució­n central de la Pax Americana.

Ahora bien, si la invasión a Ucrania acaba siendo un éxito para Rusia, socavará de manera importante a la OTAN y, por tanto, a la hegemonía de Washington.

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