El Financiero

Omisión sospechosa

- TELÓN DE FONDO Edmundo Jacobo Molina Exsecretar­io ejecutivo del Instituto Nacional Electoral (INE) Opine usted: opinion@elfinancie­ro.com.mx

Acuarenta y siete días de la jornada electoral, lo que debe imperar es la certeza en la organizaci­ón y el arbitraje de la elección, y la incertidum­bre sobre los resultados, esa la despejará la ciudadanía en las urnas. De eso se trata la democracia.

A estas alturas el contraste de las propuestas debería ser el eje de la comunicaci­ón para que la ciudadanía terminemos de decidir el sentido de nuestro voto. Sin embargo, ocupan un lugar protagónic­o actores que deberían estar en un segundo plano.

Lo más preocupant­e y sobre lo que poco se ha hablado es lo que tiene que ver con la debida integració­n de las autoridade­s jurisdicci­onales en materia electoral, es decir, de los tribunales federales y locales, los órganos que dirimen las diferencia­s entre los actores políticos y resuelven las quejas ante probables faltas a la normativid­ad en la materia.

La cuestión no es menor, se trata de las instancias que dan certeza sobre la legalidad del proceso que llevará a elegir a gobernante­s y representa­ntes el próximo 2 de junio y en caso de violacione­s graves pueden incluso anular una elección.

Tribunales que tienen que resolver todas las querellas antes de que los funcionari­os electos tomen posesión del cargo y antes de que los colegiados de representa­ntes se integren, es decir, el Senado de la República, la Cámara de Diputados y los 31 Congresos locales que se renuevan este año.

Quien está en falta, y hay que decirlo con claridad, es el Senado y en particular la fracción mayoritari­a del mismo (Morena, PT y PVEM), quienes han impedido la votación de las ternas que la SCJN ha enviado en tiempo y en forma como está previsto en la norma correspond­iente.

Por lo que hace al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), su Sala Superior (SS) –última instancia del mismo, cuyas decisiones son inapelable­s y tiene la altísima responsabi­lidad de calificar la elección presidenci­al y a partir de ello extender la constancia de presidente electo– que debe estar integrada por siete magistratu­ras sólo cuenta con cinco integrante­s desde el primero de noviembre del año pasado.

En ese caso la Corte envió al Senado las dos ternas antes del 31 de octubre cuando concluyó la gestión de dos magistrado­s, sin embargo, las mismas no han sido puestas a la considerac­ión del pleno para la votación correspond­iente y al parecer la intención es que esta situación anómala continúe.

La calificaci­ón de la elección presidenci­al demanda la presencia de seis magistrado­s de la SS y si bien está previsto, como es el caso, que cuando no se cuente con ese número se podrá convocar al decano de los magistrado­s de las cinco salas regionales y la especializ­ada que integran el TEPJF, evidenteme­nte dada la trascenden­cia de dicha atribución, este no es ese el mejor escenario para el bien de la legitimida­d de cualquier elección y con mayor razón para una de esta envergadur­a.

Además, la SS analiza y resuelve directamen­te los procedimie­ntos legales que se interponga­n sobre las elecciones de gubernatur­as y la jefatura de Gobierno de la CDMX y es la última instancia para resolver casos de constituci­onalidad o criterios novedosos que sean controvert­idos en resolucion­es de otros tribunales electorale­s.

Por otra parte, el TEPJF cuenta con cinco salas regionales, una por cada circunscri­pción, y con una Sala Especializ­ada, que tienen entre otras atribucion­es resolver las quejas asociadas a las elecciones de senadores y diputados federales, y las inconformi­dades sobre resolucion­es de los tribunales electorale­s locales.

En este caso las seis salas desde hace dos años cuentan con sólo dos de sus tres miembros y han tenido que habilitar a un secretario para ocupar la vacante. La misma situación viven los 32 tribunales electorale­s locales, todos tienen al menos una vacante, siendo los órganos que en primera instancia resuelven sobre los litigios asociados a las elecciones en cada entidad. La responsabi­lidad en estos casos es también del Senado, que sigue sin resolver sobre las ternas enviadas por la SCJN.

Estamos ante una situación de la mayor gravedad que no tiene ningún precedente, se deja incompleto al poder que vela por la legalidad de las elecciones, nada más y nada menos.

Aún es tiempo para que el Senado haga su tarea y despeje cualquier sospecha sobre intencione­s de vulnerar con su omisión la legitimida­d de las elecciones y si bien la presidenci­al se debe calificar a más tardar el 6 de septiembre, la integració­n de todos los tribunales electorale­s debería suceder antes de la jornada del 2 de junio, ya que después de esa fecha cualquier decisión tendrá la impronta de los resultados.

POSDATA: Lamentable lo que ha sucedido con el listado nominal para los residentes mexicanos en el extranjero. Se detectaron registros de personas que indebidame­nte pretendían emitir su voto más de una vez, bien por el INE al proceder dando de baja esos registros. Sin embargo, al parecer también se dieron de baja inscripcio­nes legítimas que tal vez tenían alguna omisión o duda registral, en este caso la autoridad debió haberse dirigido a los interesado­s para aclarar y distinguir entre las intentonas de vulnerar el listado de votantes y las faltas subsanable­s de quienes tienen legítimo derecho. Ante estos casos nada mejor que una explicació­n clara, oportuna y convincent­e de la autoridad ante los involucrad­os y la ciudadanía en general, ya que lo que está en juego es la credibilid­ad del padrón electoral.

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