ZARPAZOS
Ayer el Gobierno de México comenzó a implementar medidas para restringir el flujo migratorio irregular hacia Estados Unidos.
Las medidas entraron en vigor el mismo día que el presidente de ese país Donald Trump inició su campaña para la reelección. ¿Coincidencia? En la política no hay coincidencias.
Las últimas semanas México y EU tuvieron un incremento en las tensiones diplomáticas por el flujo masivo de migrantes centroamericanos.
Trump acusaba al gobierno mexicano de no impedir que los migrantes llegaran hasta su país y amagó con imponer aranceles a las importaciones desde México.
El gobierno de Andrés Manuel López Obrador, que durante meses habló de los derechos humanos de los migrantes, terminó por dar su brazo a torcer.
México anunció que desplegaría a la Guardia Nacional para contener a los migrantes y realizaría redadas para impedir su avance hacia EU.
Como parte de estas medidas, ayer entró en vigor una que casi raya en la inconstitucionalidad.
Ahora se requiere presentar una identificación para comprar un boleto de autobús.
Si bien es una medida aparentemente inofensiva, viola, en cierta medida, el derecho al libre tránsito que establece la Constitución. La medida no sólo afectará a los migrantes que se desplazan por México, sino también a muchos mexicanos que por alguna razón no cuentan con alguna identificación oficial, ya sea porque la perdieron, se las robaron o la olvidaron.
Otra de las medidas fueron las redadas que desde ayer se implementaron en todo el país.
Tan solo en Saltillo fueron “asegurados” 49 migrantes que transitaban por la ciudad, unos iban en un camión, otros iban a pie. Su destino será el mismo: la deportación.
Tal parece que México se ha convertido en el muro para los migrantes que tanto prometió Trump en su primera campaña.
Ahora que el mandatario de Estados Unidos va por su segundo mandato es muy probable que asegure que gracias a él se frenó el flujo de migrantes. Aunque la realidad es que presionó a México para hacerlo.