El Guardián

CORONAVIRU­S DEJA SIN SUSTENTO A LOS RARÁMURIS

» Ante las circunstan­cias, en vez de artesanías comenzaron a vender cubrebocas

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CHIHUAHUA, CHIH.Generación tras generación, familias rarámuris de la sierra del estado han dedicado su vida a la elaboració­n de artesanías que venden al turismo y, aunque están acostumbra­das a las épocas difíciles, nunca habían enfrentado una realidad como la provocada por el COVID-19.

El turismo se esfumó. El Parque de Aventura Barrancas del Cobre, que recibe a más de 120 mil visitantes al año, apenas ha tenido unos 20 mil en lo que va de 2020.

Ante el adverso panorama, algunos pobladores comenzaron a emplearse de jornaleros en otros municipios o estados. Los artesanos decidieron emplear sus conocimien­tos en confección para elaborar cubrebocas con diseños y telas usados en su vestimenta típica.

Tal es el caso de un grupo de 30 mujeres rarámuris que habitan en Mogótavo, Urique, el cual se reúne una vez por semana a presentar avances y coser cubrebocas que, posteriorm­ente, son vendidos a través de redes sociales o en tiendas de artesanías de la ciudad.

Rosario Batista Gutiérrez, artesana de Mogótavo, ubicado a unos 3 kilómetros de terracería del Divisadero Barrancas del Cobre, explicó que después de que llegó el coronaviru­s, las mujeres de la comunidad empezaron a hacer cubrebocas.

“Nosotros tenemos un local en el teleférico, pero no estamos yendo a vender artesanía porque ahorita no hay turistas”, comentó, al tiempo que invitó a comprar sus productos y cubrebocas en la página de Facebook Mukí Súmi.

Bertha Cruz Moreno, integrante de Mukí Súmi, comentó que lleva más de 15 años elaborando artesanías, puesto que fue su madre quien le enseñó el oficio de coser sus faldas y tejer con palma, por lo que ella también capacita a sus hijas.

Dijo que gracias a los cubrebocas han podido comprar comida.

Las piezas que fabrican cuestan entre 35 y 40 pesos, dependiend­o del estampado, y la elaboració­n de las mismas les lleva hasta tres horas, dependiend­o de la habilidad de la costurera. El trabajo se hace a mano y bajo la sombra de los pinos que visten el exterior de la iglesia que se construye en la comunidad.

El 15 de junio, las autoridade­s sanitarias de la entidad anunciaron la reapertura hasta en 50 por ciento de las actividade­s turísticas, al pasar del semáforo rojo al naranja. Sin embargo, la afluencia de turistas sigue muy por debajo de lo acostumbra­do, al igual que la presencia de los artesanos.

De acuerdo con informació­n proporcion­ada por la gerente General del Parque de Aventura Barrancas del Cobre, a pesar de la reapertura parcial, la mayoría de los artesanos no ha regresado a ocupar los espacios para venta que tienen asignados en la plaza, puesto que muchos de ellos salieron a buscar otros trabajos para afrontar la crisis.

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FABRICAN. Los cubrebocas se han vuelto en un insumo de primera necesidad que ellas venden.
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a través de redes sociales.
CRISIS. Las mujeres se dedican al tejido, sus artesanías las venden comerciant­es a través de redes sociales.
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CREACIONES. Los cubrebocas son tejidos a mano por las artesanas rarámuris.
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RECURSOS. Las comunidade­s rarámuris tienen en el turismo una de sus fuentes de ingresos.

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