Gobernar los impulsos
Anoche hicieron reunión en mi casa (convocada por mi roomie, yo hubiera preferido dormir temprano) en la cual descubrí que ya puedo gobernar sin esfuerzo ciertos impulsos. Me explico: antes, cuando alguien ponía sobre la mesa determinados temas, yo sentía que se me calentaba la boca y daba inicio a una discusión tan impetuosa que los demás decían Aquí van a llover madrazos. O se me ocurría un comentario de humor negrísimo que no todos celebraban.
Bueno, pues se presentaron dos situaciones así. La primera fue una morra que platicaba de la peor comida que ha probado en su vida. Las anchoas, dijo. “En el velorio de mi abuela compramos una pizza con anchoas que apestaba a… a… (a muerto, quise decir, pero me contuve porque no sabía qué tan delicado era para ella ese tema, aunque pudo ser gracioso porque el Timing era el ideal).
La segunda fue un vato que empezó a hablar maravillas de un político mexicano, enalteciendo sus “aciertos” y justificando sus errores. Y yo lo escuchaba así: impertérrito, sereno y en una sola pieza, mostrando fingida atención a sus argumentos. Cuando terminó yo dije: oigan, como que está refrescando el clima ¿no? Los demás dijeron sí, claro, yo por eso me traje un suéter en el carro etcétera etcétera… el clima es un tema que todos dominan y a todos nos interesa. El vato se sacó de onda, porque nadie lo secundó ni lo contradijo, pero qué esperaba, que respondiera sí, ya me convenciste y voy a votar por quien tú me digas, ¿a dónde paso por mi despensa? Pues no, mi rey, aquí nadie va a morder el anzuelo y si te di el avión es por tu bien oioioioi. Por cierto, qué flojera que la gente se reúna a convivir y con la excusa de la temporada electoral se pongan a pelear por los candidatos.
Cuando eso pasa siempre saco el tema del clima, y si insisten con lo mismo se les invita cordialmente a entrar a su cuenta de X(twitter), donde hay miles de desconocidos ansiosos por discutir.
#GobernarLosImpulsos*