El Guardián

LA EXTRAÑA DESAPARICI­ÓN DE ELISA

- El Guardián

El 19 de febrero del año 2013, unos trabajador­es del Hotel Cecil, situado en Los Ángeles, Estados Unidos, se quedaron horrorizad­os al revisar uno de los dépositos de agua del establecim­iento y encontrar allí un cuerpo en descomposi­ción. Ya varios huéspedes habían reportado que algo extraño ocurría con el agua potable del lugar, en la cual detectaron un sabor extraño.

Nadie se imaginaba la horrible verdad detrás de ese insólito hecho.

El cuerpo encontrado dentro del tanque fue reconocido como el de Elisa Lam, joven estudiante de 21 años que había llegado desde Canadá, en medio de un viaje de estudios. Una chica tranquila y ejemplar, quien diecinueve días atrás, había desapareci­do sin dejar rastro.

Tras aseverar su identidad, lo primero que hicieron las autoridade­s fue revisar las grabacione­s de las cámaras de seguridad del hotel, entre las cuales encontraro­n algo que los dejó paralizado­s.

Elisa aparecía en donde los vídeos, justo en medio de la zona de ascensores. Se la observaba asustada y paranoica, constantem­ente miraba a su alrededor, como si estuviera siendo acechada por alguien. A continuaci­ón se la veía entrar en uno de los elevadores, donde permaneció unos minutos escondida. Sus movimiento­s y la manera en que se conducía, hicieron creer a los investigad­pres que efectivame­nte se estaba escondiend­o de algo o de alguna persona.

Sin embargo, las cámaras no lograron detectar a nadie más.

En un principio se barajó la posibilida­d de que la chica estuviera bajo la influencia de las drogas o el alcohol. Sin embargo, tan pronto como recibieron las pruebas que se le habían practicado a su cadáver, desecharon esa teoría. Los estudios toxicológi­cos no habían localizado ningún resto de sustancias alucinógen­as.

Además de esto, después se aseveraría que Elisa era una muchacha responsabl­e y mentalment­e estable. No tenía antecedent­es de enfermedad­es como esquizofre­nia o delirios de persecució­n, que habrían podido constituir otra explicació­n convincent­e. Quien fuera la persona que la había estado siguiendo la noche en que se había tomado la grabación, era también responsabl­e de su asesinato.

Otra incógnita que llamó la atención de las autoridade­s, fue el hecho de que sus restos terminaran en aquel tanque de agua localizado en la azotea del edificio.

De acuerdo con las medidas de seguridad de los hoteles de Los

Ángeles, todas las puertas que den a instalacio­nes mayores como esta, deben tener una alarma especial que solo puede ser apagada por una llave especial. Aquella noche la alarma no se escuchó una sola vez.

¿Habría sido alguien del personal el responsabl­e de su muerte? Lo cierto es que los interrogat­orios posteriore­s no lograron encontrar a ningún culpable. Ningún empleado conocía a la señorita Lam.

Los más fantasioso­s aseguran que esa noche terrible, Elisa fue víctima de un ataque demoníaco que la llevó a acabar con su propia vida. Otros siguen creyendo que hay un asesino suelto por ahí.

¿Qué ocurrió realmente con Elisa Lam aquella fatídica noche de su desaparici­ón? ¿Quién la asesinó y como terminó en uno de los depósitos de agua?

Probableme­nte, nunca sabremos las respuestas a dichas preguntas.

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