El Heraldo de Aguascalientes

‘Sin lluvia, no la vamos a librar’

- URIEL VÉLEZ

MONTERREY.- En sus 35 años como ganadero, Leopoldo Sánchez ha vivido varias sequías, pero no duda en afirmar que la actual es una de las más graves y prevé que en agosto se enfrente la parte más crítica.

Propietari­o del rancho El Fresnal, en General Terán, municipio citrícola de Nuevo León, dice que cada día hay menos agua en los pozos y las represas se están secando, lo que dificulta la producción de alimento para ganado.

“Cuando pase esta sequía, a lo mejor quedará la mitad de todo lo que tenemos”, lamenta.

Sólo las lluvias de septiembre podrían revertir la situación y dar un respiro.

“La gente de la ciudad, si no es por el campo, no come”, responde sobre qué pasaría si se acaba el agua en la zona rural.

“Si no llueve en agosto y septiembre, olvídate, no la vamos a librar”.

Óscar García, agricultor y ganadero, se encomienda a Dios y pide por lluvias, pues no cuentan con apoyos federales o estatales.

Desde su rancho Los Lirios, en los límites de Montemorel­os y General Terán, cuestiona que las autoridade­s se enfoquen en el problema de agua en la ciudad, pero ignoren al campo.

La extracción en el río Pilón para la zona metropolit­ana es altamente desfavorab­le, advierte.

“Estamos al límite con el agua para los animales y la de riego ni se diga, está agotada”, alerta García, “las reservas de pasto para alimento están al mínimo y no se le ve fin a esto.

“Nuestra salvación es que Dios nos ayude pronto con lluvia para seguir luchando”.

De acuerdo con Adrián de la Garza Tijerina, presidente de la Unión de Ganaderos, se estima que el hato de reses en el estado caiga hasta 50 por ciento por la falta de insumos.

En Parás, a 119 kilómetros al norte de la zona metropolit­ana, la situación es igual o peor. Su río más grande, El Álamo, está completame­nte seco.

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