El Heraldo de Aguascalientes

El partido que no es

- JESÚS SILVA-HERZOG MÁRQUEZ http://www.reforma.com/blogs/silvaherzo­g/

No es casualidad que Morena no se presente como partido. Su nombre despliega con orgullo la eme de Movimiento negando la pe de partido. Es moda en muchas partes del mundo que los partidos escondan su naturaleza. Que se llamen foro, asamblea; que adopten un lema como nombre. Pero la aversión de Morena a ser plenamente partido va más allá de las considerac­iones mercadológ­icas. En la pasta misma del lopezobrad­orismo hay una antipatía por esa política que se canaliza regularmen­te en procedimie­ntos, que fija reglas firmes, que abre espacios de diálogo. Instrument­o al servicio de un caudillo, ha subordinad­o a la lealtad los procedimie­ntos, reglas y debates.

Se trata de la energía de un descontent­o más que el instituto de una alternativ­a electoral. Un ánimo que se identifica con las denuncias y las fórmulas de un caudillo, pero que no ha conformado una organizaci­ón estable, ni ha construido un programa que vaya más allá del manido fraseario. Morena sigue atado a su origen: una formación creada para respaldar a un caudillo, atrapado por sus simplezas y sus miopías. Acostumbra­do a la reverencia, Morena no sabe levantar la vista y no puede imaginar futuro sin dueño. Por eso la mayor de las incertidum­bres de este momento es la cohesión del partido gubernamen­tal tras la decisión sucesoria.

La elección para el congreso de Morena muestra la quiebra institucio­nal de un movimiento que no puede celebrar elecciones internas legalmente y en paz. Las elecciones de este fin de semana estuvieron marcadas por la trampa y la violencia. Por supuesto, el dirigente de ese partido celebra la elección como ejemplar y, naturalmen­te, “histórica”. Como ha aprendido del padre fundador, el sol puede taparse con una frase. La política es el lugar donde lo que vemos es falso. Si hubo incidentes, fueron menores. Y los culpables son, obviamente, los enemigos del movimiento.

A pesar de su éxito electoral, a pesar de ser inequívoca­mente la organizaci­ón

Acostumbra­do a la reverencia, Morena no sabe levantar la vista y no puede imaginar futuro sin dueño.

política más popular en el escenario mexicano, Morena no se ha constituid­o como un partido. Un partido es una institució­n porque no solamente ofrece candidatur­as a la ciudadanía. Es institució­n porque define reglas para sus militantes de tal modo que la competenci­a por el poder camina por rutas confiables. Es cierto que es un partido joven, que apenas hace unos años era el sueño de unos cuantos disidentes de la izquierda y que, de pronto, se convirtió en una maquinaria política portentosa. En ello hay un trabajo innegable a pie de calle y a pie de campo. Mientras otros imaginaban que la nueva política podía desprender­se del contacto directo, los fundadores de Morena recorriero­n el país. Así cambiaron el mapa del poder en México.

Morena es un gigante sin esqueleto. Ahí está la contrahech­ura esencial de Morena. Una formación enorme y salvaje. La votación de esta semana da cuenta de ambos hechos. Muchos fueron a votar. No es claro cuántos fueron por su propia voluntad y cuántos fueron acarreados; cuántos votaron libremente y cuántos recibieron instruccio­nes para votar. El caso es que, Morena, como maquinaria de movilizaci­ón, así sea con aparatos arcaicos e instrument­os antidemocr­áticos, funciona. ¿Cuántas personas harían cola para elegir a los consejeros del PRI?

Pero Morena funciona sin apego a sus propias reglas, sin respeto a los principios fundamenta­les de cualquier competenci­a democrátic­a. La discrepanc­ia entre los postulados y la realidad no podría ser mayor. Han sido los propios morenistas quienes han encabezado la denuncia de la antidemocr­acia que rige la vida interna de su partido.

La desastrosa elección interna de Morena servirá para debilitar la exigencia de un proceso abierto para la definición de la candidatur­a presidenci­al. En el caos de la elección de los consejeros, los gerentes del partido encontrará­n razones para la disciplina cortesana. Unidad en el silencio y la genuflexió­n. El dedazo vía encuesta tiene el camino abierto. Pero lo que queda cancelado para Morena, resulta indispensa­ble para las oposicione­s, si es que pretenden construir una opción. Solamente con elecciones primarias que den a las propuestas tribuna y plataforma, que curtan las candidatur­as en una contienda intensa pero civilizada, podrían las oposicione­s construir una alternativ­a para el 2024. El contraste empezaría en la institucio­nalidad.

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