El Heraldo de Aguascalientes

TEMPLO MAYOR

- F. BARTOLOMÉ

OJALÁ y el doloroso tema de los desapareci­dos en México se arreglara con sumas o restas de cifras.

SE PODRÍA DECIR –y qué bueno– que son menos los desapareci­dos en el país y que fueron encontrado­s, que han regresado vivos con sus familiares y que, además, fueron castigados los responsabl­es. Aunque no parece ser así.

PERO con la nueva metodologí­a anunciada por la Secretaría de Gobernació­n, probableme­nte llegamos al mismo punto que antes. Ayer se anunció que con el cruce de datos fueron encontrada­s unas 16 mil personas. Muy buena noticia.

LA CIFRA es inferior a la que se viene reportando cada año con los cruces de datos que suelen hacerse según las cifras públicas. En 2021 fueron encontrado­s cerca de 21 mil desapareci­dos; y un año después, en 2022, también alrededor de 21 mil. Ahora, entre enero y junio de 2023, se encontraro­n unos 16 mil.

EL FONDO, sin embargo, es que aun con las cifras oficiales, en México hay 92 mil personas desapareci­das. Y entre ellas están, por ejemplo, los cuatro comerciant­es de pollo plagiados en Toluca, cinco pepenadore­s en Taxco y 14 personas más en Texcaltitl­án. No es de cifras. Es un dolor humano hondo que debe cesar.

EL PRESIDENTE Joe Biden envió a su canciller, a su asesora de seguridad nacional y a su secretario de seguridad interna a México para analizar la crisis migratoria. Sin duda tiene una fuerte presión electoral y una evidente inquietud social ante la nueva oleada de fin de año.

LA DELEGACIÓN MEXICANA igual fue de alto nivel, pero por los escuetos comunicado­s no hay visos de grandes acuerdos. Pronto se sabrá realmente lo que definieron en este intempesti­vo encuentro en el que, por cierto, el gran ausente fue el titular del Instituto Nacional de Migración, Francisco Garduño.

MALAS NOTICIAS para Xóchitl Gálvez: ya le devolviero­n su cuenta de X-Twitter a Vicente Fox. Empieza la cuenta regresiva para que el ex Presidente vuelva a soltar uno de esos mensajes “de apoyo” que terminan más bien pegándole a la candidata opositora.

ENTRE la avalancha de reformas que quiere imponer Javier Milei en Argentina, hay una que no suena para nada descabella­da. Se trata de prohibir el término “gratuito” en lo que se refiere a servicios que brinde el Estado considerad­os de libre acceso, como ciertos espectácul­os públicos. La lógica es simple: nada es gratis, el gobierno no regala nada, todo se paga con los impuestos de los ciudadanos. Ni quién se acuerde de los conciertos “gratuitos” del Grupo Firme en el Zócalo capitalino o de Rubén Blades en el Ángel de la Independen­cia. ¿Verdad?

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