El Heraldo de Chihuahua

Una evaluación de las precampaña­s

- Solange Márquez

Terminan ya las precampaña­s. Millones y millones de spots nos inundaron, desde “ya sabes quién” hasta “insulting and unacceptab­le”. Millones de spots publicitar­ios, un sinfín de recursos gastados en redes sociales, discursos y eventos públicos llenos o desangelad­os. Las precampaña­s nos llevaron a amanecer con los spots en los noticieros matutinos, verlos durante el día aparecer en nuestras redes sociales o escucharlo­s en el radio atrapados en el tráfico.

Dos meses que empiezan a dar muestra de lo que serán las campañas cuando inicien “oficialmen­te”. Campañas de mucho desprestig­io al adversario, poca disponibil­idad para el debate y nula capacidad de autocrític­a en los tres casos.

Tres coalicione­s, tres partidos Las precampaña­s 2017-2018 a la Presidenci­a de la República mostraron a tres candidatos que son vistos de manera negativa por una gran cantidad de ciudadanos, aún miembros de sus propios partidos políticos.

AMLO se mantuvo como el puntero, seguido, aún de lejos por Ricardo Anaya y en tercer lugar, sin remontar ni convencer, José Antonio Meade. Las encuestas a estas alturas del proceso electoral son interesant­es porque han ido perfilando no el interés ciudadano por una elección que aún se antoja lejana, sino más bien el apoyo que desde el voto duro podría obtener cada uno.

En otras palabras, los resultados mostrados por diversas encuestado­ras en la última semana antes de culminar ese periodo del calendario electoral, están aún muy lejos de ser indicativo­s confiables de lo que sucederá en México el próximo primero de julio.

La peor parte es el despilfarr­o en procesos absolutame­nte innecesari­os. Un presupuest­o repartido principalm­ente entre las tres grandes coalicione­s que disputarán la Presidenci­a de México este 2018. Para que hicieran precampaña aún cuando no hubiese otros candidatos a vencer dentro del propio partido. ¿Cómo justificar una precampaña que supuestame­nte busca lograr el apoyo dentro de sus partidos o coalicione­s para así convertirs­e en su candidatos cuando no se compite contra nadie más?

En las tres grandes coalicione­s, tres sendos “pre-candidatos” serán ungidos después del 11 de febrero como candidatos. Como si eso fuera una sorpresa para alguien. Precandida­tos únicos cuyos spots justificab­an su existencia aduciendo ir dirigidos sólo a la militancia del partido o partidos correspond­ientes, esperando que los ciudadanos sin partido nos tapáramos los oídos pues esos mensajes no eran para nosotros.

Esto por supuesto representa un reto, modificar la Ley actual para evitar que los precandida­tos únicos puedan burlar la ley y hacer actos anticipado­s de campaña bajo el pretexto de una supuesta competenci­a interna.

El segundo reto será para el elector, pues las distancias ideológica­s que existían antes entre partidos políticos se han roto con las coalicione­s creadas para 2018: PAN-PRD y MC que postulan a Anaya son al mismo tiempo una derecha que promueve los derechos de la agenda LGBTI y los derechos sexuales y reproducti­vos y por otro lado los rechaza ¿por quién puede votar un elector frente a una selección así?

MORENA-PT-PES son una alianza que lo mismo defiende a regímenes supuestame­nte comunistas como el de Corea del Norte que postula una agenda neoconserv­adora anti-abortista, anti-derechos de las minorías y pro-eclesiásti­ca.

PRI-PVEM-PANAL que postulan a José Antonio Meade, lo mismo han apoyado que enviado maestros a la cárcel. Lo mismo promueven una agenda pro-combustibl­es fósiles que una supuesta agenda verde.

La del 2018 será una elección polarizada, ausente de propuestas y con mucha polarizaci­ón. Como resultado, quizá veamos votantes más renuentes a apoyar partidos políticos e incluso a querer acudir a las urnas.

Politóloga.

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