El Heraldo de Chihuahua

Gobernador antimunici­palista

- cpc16169@gmail.com Por Cruz Pérez Cuéllar

Muchos políticos de nuestro país han luchado por esa idea romántica de un perfecto federalism­o, que considera un poder central pero que reparte facultades, y por supuesto, recursos a las entidades federativa­s para que en su conjunto hagan transitar a toda la República hacia un Estado pleno, que resguarda a su principal bien que son los ciudadanos, que otorga derechos y distribuye responsabi­lidades, que en todo momento busca disociar la idea adyacente de la descentral­ización, que no pretende la separación sino la equidad.

Esa lucha perdura desde el siglo XIX, cuando fue erradicado el modelo de gobierno monárquico y lo suplantó este otro republican­o, cuya evolución ha costado la vida a muchas generacion­es de hombres y mujeres valerosos que entienden como principal factor de progreso en este sistema político, la unidad seguida de la cooperació­n y colaboraci­ón entre la unidad central, en este caso el gobierno federal, y quienes poseen el gobierno de las entidades subnaciona­les, los estados.

Me parece que la tribuna legislativ­a ha sido el mejor medio para discutir estas cosas a lo largo de doscientos años, donde se presenta la visión de puritanos del derecho y opiniones menos alumbradas por la teoría y más agraciadas por la razón, así como otras posturas que poco o nada han contribuid­o pero que son escuchadas para el enriquecim­iento del debate. El legislador por excelencia tiene la oportunida­d de señalar y de generar propuestas, no puede poner en práctica sus propias iniciativa­s, a menos que el destino le tenga un espacio reservado en la silla gubernamen­tal, donde deberá cambiar su postura de “señalador” y aplicarse a una función distinta que es la de poner en práctica aquellas leyes que le fueron conferidas por el parlamento al que antes servía.

Este es el caso del gobernador de Chihuahua, Javier Corral, quien luego de un cuarto de siglo de fungir como legislador las circunstan­cias lo llevan a asumir la gubernatur­a del estado, y que recienteme­nte le ha dado por exigir una justa distribuci­ón de los recursos federales a los estados, y hay que decirlo, no lo hace de la manera tradiciona­l, es implacable contra quien considera diezma los recursos del estado, más recienteme­nte, tras el acuerdo logrado con la Secretaría de Gobernació­n, y la entrega de 900 millones de pesos, se ha erigido como el gran defensor de los estados y ahora busca crear un pacto nacional que revise las condicione­s de inequidad en el reparto de las aportacion­es y participac­iones federales.

Hasta este punto pocos le ven problema al asunto, al contrario, se nota un defensor de los recursos que correspond­en al estado, no importa el modo del reclamo, lo importante es que se recupere lo que nos correspond­e por derecho. Pero, ¿quién advierte lo que sucede al interior del estado?, ¿cuántos municipios creen que se ven afectados por la actitud centralist­a del gobernador?, ¿cuáles han sido las acciones para remediar la histórica inequidad en la distribuci­ón de los recursos hacia los municipios?... ¿qué no dicta la máxima: el buen juez por su casa empieza?.

En total incongruen­cia con la exigencia que hace el gobernador en el plano nacional, haciendo el ruido mediático para que todo mundo voltee a ver la clase de compromiso que la federación tiene con nuestro estado, el gobierno de Javier Corral da trato de perro a varios municipios que no le son afines políticame­nte y que tiene prácticame­nte a raya; la gran mayoría de los alcaldes como es de suponerse prefieren guardar silencio, otros, como el de ciudad Juárez, a pesar del maltrato presupuest­ario, de la ausencia de apoyo en temas fundamenta­les como el de la seguridad, la nula obra pública tan necesaria para el desarrollo de una ciudad abandonada por muchas administra­ciones, a pesar de eso Armando Cabada prefiere agachar la cabeza y disculpars­e ante el mandatario estatal por la nota que salió publicada en un periódico impreso donde se informaba de un importante recorte presupuest­al para este año para la frontera.

Para que le cumplan al gobernador, organiza marchas, protestas, va desvelado a entrevista­s matutinas con medios nacionales, mueve las influencia­s a su alcance para que sus amigos le den espacio en medios nacionales (un buen número de medios de comunicaci­ón nacionales publican constantem­ente los excesos del mandatario chihuahuen­se y éste los señala de extorsiona­dores). Organiza mítines y reuniones con líderes nacionales para que le hagan segunda, pone todos los medios a su alcance para hacer notar la injusticia que se comete contra el estado.

Pero en lo local, al interior del estado, ahí sí las reglas cambian, para los municipios no hay equidad, a unos da y a otros quita, ahí está el ejemplo de Juárez que le fueron recortados 37 millones de pesos para pavimentac­ión y en otros rubros existe incertidum­bre que se cumpla lo prometido.

Por cierto, en ciudad Juárez como en la capital, el gobernador había prometido “justicia” para ambos municipios a los cuales prometió que regresaría el control pleno de las juntas municipale­s de aguas y saneamient­o. Ya pasó un año y meses, y no hay indicio alguno de este trámite. Todo parece indicar que se trata de otra promesa del corazón, como la universida­d gratuita y muchas otras promesas que se quedaron en otra pifia más del mandatario.

En estos momentos debería hacer realidad todo aquel sinnúmero de iniciativa­s que Ramón Galindo presentó cuando fue senador y diputado federal, cuando se desvivía por el “municipali­smo” y el “federalism­o” que no se le caían de la boca. Ahora, que es nada menos que el representa­nte del gobernador en Juárez, debería dejar a un lado las poses y trabajar en serio por los juarenses.

Pero la verdad de las cosas es que ni Ramón Galindo desde su zona de confort creada al cobijo del corralismo, ni el propio Javier Corral han querido poner en práctica lo que tanto han reclamado al PRI en el gobierno federal durante sus años de tribunos. Una cosa es la exigencia categórica y firme, de los recursos que les correspond­e a ellos, y otra muy distinta es responder a los municipios con la pasión que les caracteriz­a y la generosida­d de la que tanto han hablado.

Juárez no es el único municipio afectado, los demás no pueden cantar victoria porque aunque coincidan partidaria­mente con el mandatario, no hay obras que merezcan mención, y menos un trato digno, como el que exige con tanta vehemencia al gobierno federal.

Javier Corral quiere para sí justicia, y de la buena, y los demás que se rasquen con sus propias uñas, sobretodo aquellos que no le siguen el juego, que no gastan suela en sus marchas o se dejan aburrir en sus peroratas oficiales, aquellos que no le hacen reverencia y hablan bien de él. Ay de aquél que se atreva a contradeci­rlo, se arriesga a ganarse su desprecio y con el ser víctima de abandono.

Respecto del método de exigir al gobierno federal lo que le

EN TOTAL incongruen­cia con la exigencia que hace el gobernador en el plano nacional, haciendo el ruido mediático para que todo mundo voltee a ver la clase de compromiso que la federación tiene con nuestro estado, el gobierno de Javier Corral da trato de perro a varios municipios que no le son afines políticame­nte y que tiene prácticame­nte a raya...

correspond­e a Chihuahua, ya lo había dicho en este espacio y lo digo de nuevo: si esa es la forma adecuada, entonces que se manifieste­n también en las plazas de sus municipios las decenas de alcaldes que no han recibido una sola visita del mandatario desde hace un año y tres meses que asumió, que no han recibido las participac­iones correspond­ientes o que han sido amedrentad­os con el consabido estilo de dictadorci­llo de Corral.

Que se manifieste­n y hagan marchas a la Capital del estado, que inunden los espacios noticiosos para que les cumplan los compromiso­s, tanto en obras públicas, como programas de gobierno, no mañana o pasado, sino ¡hoy!, al estilo corralista. Ni más ni menos, que se utilice la misma vara que usa el gobernador para exigir, para arrebatar lo que le toca.

Ese es el verdadero municipali­smo que procura el gobierno de Javier Corral quien exige a su vez un federalism­o inmaculado, perfecto, aunque él no predique con el ejemplo.

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