¿Un compló?
Era cuestión de tiempo para que aflorara la cualidad congénita de AMLO de hacer política y específicamente campaña electoral. Como buen fajador, boxísticamente hablando, necesitaba “sparrings con quien medirse, mejorarse, mantenerse activo, como si fuera un encuentro real. Lo sabe, es la forma más completa de entrenar para una contienda”.
Eso de representar al abuelo “bonachón”, al amante de la naturaleza “abrazándose” a un árbol, amigo de los animales persiguiendo a una paloma, pregonar “amor y paz” y la “República amorosa”, definitivamente no va con él; lo incomoda, lo hace sentirse fuera de lugar y exponerse, como en el programa con Brozo.
Lo suyo, lo suyo, es confrontar, provocar, descalificar. Desde hace años AMLO mantiene una constante campaña en contra del Ejército Mexicano y en particular con el general secretario Salvador Cienfuegos. Ha propuesto amnistiar a los narcotraficantes; así como pedir a las Fuerzas Armadas no hacer uso excesivo de fuego en sus enfrentamientos.
“De manera respetuosa” se opuso a que el secretario de la Defensa recibiera el Honoris Causa de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas: “¿Qué tiene que estar haciendo política el secretario de la Defensa?,¿qué tiene que ver con su función… esa es politiquería, que se ponga a hacer su trabajo”. Y la aclaración: “Me quieren enfrentar con el Ejército por instrucciones de Peña y Osorio Chong”.
Otra institución nacional que está en la mira de AMLO es la Suprema Corte de Justicia de la Nación*: El miércoles (siete) de la semana anterior, en Colima, calificó a los ministros de la Corte como “alcahuetes”, “mafiosos” y que están “maiceados” para sacar resoluciones contra el pueblo. Desde hace años les dice lo mismo: eso piensa de ellos.
Si AMLO gana las elecciones podrá movilizar al pueblo contra sus enemigos: los ministros de la Corte. Se pregunta “¿Qué hacen (los ministros)? ¿Se sabe de alguna resolución de la Corte en beneficio del pueblo? ¡Nada! Están de alcahuetes de la mafia del poder, por eso los tiene bien maiceados”, dijo en Colima.
No fue un exabrupto ni una improvisación. Lo ha dicho en reiteradas ocasiones. El 30 de octubre de 2014 escribió en Facebook, a propósito de un fallo que no le gustó: “Si de por sí ya estaba en duda la honestidad de los ministros, ahora se ganan con creces que se les tache de vulgares corruptos”.
¿Qué sigue? Si gana la presidencia: Confrontar a la Corte y deshacerse de ministros de esa catadura moral, según la opinión que él tiene de ellos. Viene el choque de poderes. La primera crisis. El primer golpe para demoler instituciones autónomas que no le gustan.
(Próximo: La confrontación con periodistas y las disculpas que ofrece)
*Pablo Hiriart. El Financiero 12.02.18