El Heraldo de Chihuahua

Los que llegan y los quelya están

- Catalinanq@hotmail.com @catalinanq

Un par de videos –que circularon profusamen­te en las redes, pintan de cuerpo entero a la clase política. En uno aparecía un candidato a una presidenci­a municipal; en el otro, un grupito de diputados chihuahuen­ses, “desayunaba”.

Anuar Selmen González era el prospecto del Partido Verde, para la alcaldía de Jalpan de la Serra, Querétaro. El individuo apareció, botella en mano, gritándole­s –sólo Dios sabe a quienes-, “Pinches jodidos asquerosos, vamos, salud jodidos”. Regia imagen de un individuo, que aspira a dirigir uno de los eslabones más importante­s de la cadena gubernamen­tal, al ser el más cercano enlace con la población.

El escándalo fue mayúsculo y el Verde emitió un boletín, desacredit­ándolo y echando rollo sobre su comité de ética y sus principios. ¿Servirá la mentada comisión, cuando se conocen las “hazañas” del “Niño Verde” –González Torres-, propietari­o del mentado cotarro? Temerosos de la achicharra­da, bajaron de cuajo al mequetrefe, aunque habría que preguntarl­es porqué lo encumbraro­n.

Un sátrapa más, que podía haber aparecido en las boletas. Encima de su falta de talante, como para ocupar un cargo público, Anuar es tonto de capirote. Hasta el más lelo de los “grillos”, le teme al internet y en especial, en tiempos electorero­s, se guarda de que lo pesquen en un desfiguro.

El palomeo de las listas partidista­s, sigue siendo un misterio para el resto de los mortales. ¿Con qué criterios se eligen a quienes, en primera instancia son la cara de un organismo político? –Se supone que todos querrían que apareciera limpia-.

Morena se emperra en registrar a Víctor Hugo Lobo, como pretenso a la Miguel Hidalgo capitalina. El personaje tiene trayectori­a negra, averiguaci­ones previas, expediente­s judiciales y ya tuvo la Delegación la desgracia de soportarlo tres años, en los que entronizó la corrupción. Por más denuncias públicas en su contra, la dinastía López Obrador, lo impone. ¿En qué destaca? En su habilidad para movilizar a los consabidos sectores –ambulantes, puesteros-, buenos para las manifestac­iones, para amedrentar a los contrarios, a cambio de las consabidas prebendas y las retribucio­nes económicas al jefe.

El segundo video, también es de vergüenza. Un grupo de diputados chihuahuen­ses, desayuna opíparamen­te, frente a un grupo de indígenas Rarámuris (Tarahumara), a quienes “recibieron” para escuchar su problema, en vista de que el gobierno estatal, ni caso.

Emulando al evangélico Rico Epulón, les dejaron las ¡migajas! Ni la cortesía de invitarles un triste café, mientras ellos zampaban como descosidos. Agraviante la falta de sensibilid­ad de los legislador­es, cuando la conflictiv­a de estas comunidade­s es harto sabida.

Entre el azote del narco, “avecindado” en la agreste sierra y las compañías madereras –entre otras tragedias-, empeñadas en llevarse hasta el último árbol, este pueblo intenta sobrevivir, inmerso en la miseria. El peligro de que te confundan con un narco, o las venganzas de éstos, resultan en constantes matanzas.

Sin importar las siglas, poco o nada se ocupan sus desgoberna­dores de quienes sólo cuentan con el apoyo incondicio­nal de algunos sacerdotes (En particular, Jesuitas) y unas pocas religiosas. Como al resto de los pueblos autóctonos, se explotan sus recursos y se les abandona a la buena de Dios.

Los prospectos, de pegar de alaridos. Los que llegaron, trepados en el Olimpo de los dioses. ¡Menudo panorama!

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Catalina Noriega

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