Poniéndole el cascabel al gato
La controversia constitucional que el gobernador del estado, Javier Corral Jurado, presentó ante la Suprema Corte de Justicia, contra la Ley de Seguridad Interior, es un acto relevante de cobertura nacional, que equivale a “ponerle el cascabel al gato”; asunto que no deja de ser trascendente, pues enfrenta por primera vez en nuestra historia contemporánea, a la Federación, con el interés de los estados federados. Tal atrevimiento, para muchos, significa la muerte política del estado que cuestiona, por lo menos durante esa administración federal. No fue fácil entonces que un estado se declarara independiente para exigir sus derechos constitucionales. Y de nuevo Corral atrae los reflectores nacionales, cuando declara que la Ley de Seguridad Interior… invade la soberanía de la entidad y vulnera la autonomía presupuestaria y financiera del estado; y con ello incluye a todos los estados de la república, como víctimas de la inequidad de la Federación.
Según lo manifiesta, en el artículo 21 de la citada ley en materia de seguridad interior, se invade el ámbito de competencias de las entidades y municipios; y en el artículo 4, fracciones I y IV, que hablan sobre la definición de seguridad interior, violan la soberanía de las entidades federativas, cuando se faculta a las autoridades federales, para determinar a su criterio y sin solicitar la opinión de la entidad federativa, su intervención. Esto obliga además, el compromiso de la entidad federativa y del municipio en conflicto, a erogar de sus recursos para el pago que genere dicha intervención federal, o a apoyar el gasto que se requiera para contribuir a paliar esa amenaza interior; pues dichas erogaciones deberán cubrirse, con base al presupuesto aprobado para el ejercicio fiscal en el que entre en vigor el decreto de intervención.
Responder pues a una ley agresiva, o vaga en sus consideraciones, es “ponerle el cascabel al gato”, a nivel nacional; y si esto trae disgusto a la Federación, a los estados los posiciona en sus derechos.
La Federación ha abusado por tiempo inveterado, de su circunstancia elitista; que le faculta un “Congreso vendido”, en el que se incluyen los representantes de todos los partidos, tanto en la cámara alta, como en la baja, que están siempre dispuestos a votar lo que el Ejecutivo demande; esto les genera pingües ganancias. Y sólo hay contados congresistas que se oponen al abuso del Ejecutivo. De nuevo la lucha de Corral es la lucha del pueblo. Y es verdad insoslayable.