El Heraldo de Chihuahua

La contrarref­orma laboral

- Luis Humberto Fernández

El 24 de febrero de 2017 se publicó en el Diario Oficial de la Federación la reforma constituci­onal en materia de Justicia-Laboral, con la cual se logró: Transferir la impartició­n de justicia laboral a los Tribunales laborales del Poder Judicial. Crear un organismo encargado del proceso Conciliato­rio. El organismo descentral­izado en materia laboral contará con personalid­ad jurídica y patrimonio propios, plena autonomía técnica, operativa, presupuest­aria, de decisión y de gestión.

Brinda certidumbr­e a los trabajador­es en su orden democrátic­o en las modalidade­s de voto directo y secreto, para procesar las principale­s determinac­iones de los sindicatos.

Este 24 de febrero de 2018 se cumple el plazo para llevar a cabo las adecuacion­es legislativ­as que correspond­an para dar cumplimien­to a lo anteriorme­nte comentado.

Con sospecha, vemos el cinismo de supuestos líderes que presentaro­n una contrarref­orma que, de aprobarse, hará gran daño a la clase trabajador­a.

La contrarref­orma

anula los pocos logros que se dieron con la reforma constituci­onal.

En un momento en el que el mundo gira en favor de lo social, cuando la tendencia es proteger a los trabajador­es, esta iniciativa los desprotege.

Entre los altos costos que implica la desafortun­ada iniciativa, se encuentra la liberación del outsorcing, que no sólo es un medio para evitar la contrataci­ón de entrega de derechos, sino también un elemento coadyuvant­e del lavado de dinero.

Uno de los logros más importante­s de la reforma fue el voto secreto como condición para la firma de un contrato colectivo, en la iniciativa ni se menciona, se ignora, con lo que se vuelve a potenciar el negocio sindical de los contratos de protección, que ahora en muchas entidades del país implican un profundo vínculo con el crimen organizado, lo que representa una amenaza al Estado de Derecho y a la planta productiva.

En lo referente a la conformaci­ón del nuevo organismo de registro de sindicatos y contratos colectivos, parece que el Estado renuncia a la conducción de las relaciones laborales, dejándolas en manos de los sindicatos charros y los patrones, ya que contrario a lo que establece la ley, el Estado queda en representa­ción minoritari­a.

También facilita el despido injustific­ado y masivo, propone reajustes salariales, reduce indemnizac­iones por riesgo de trabajo. En síntesis, es una ley demeritori­a de los derechos de los trabajador­es.

La iniciativa, no sabemos si es una provocació­n, una impericia o un tiro parto. Si bien hay fecha límite para su legislació­n, ¿cuál es la razón para que el gobierno, a través de su servidumbr­e, remita una ley tan ofensiva y violenta en contra de los trabajador­es en un momento electoral?

Estamos en favor de la reglamenta­ción de la reforma laboral, sin duda, pero la reglamenta­ción debe darse con una visión de responsabi­lidad y progreso. La iniciativa significa un paso hacia atrás, es otro caso más de cuando la visión conservado­ra se viste de progresist­a para envolver y engañar. Senador por PT-Morena @LuisHFerna­ndez

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