El Heraldo de Chihuahua

Desaparece­rán en 20 años las lenguas pima y guarijío

De los 40 pimas que hay en el estado, sólo los ancianos lo hablan; el guarijío está muy debilitado por los procesos del narcotráfi­co en su hábitat, asegura Enrique Servín

- KARINA RODRÍGUEZ CHACÓN/El Heraldo de Chihuahua

Tres de las cuatro lenguas indígenas de Chihuahua están amenazadas, inclusive se prevé que el pima desaparezc­a en unos 20 años y el caso del warijó es similar, pues aunque algunos niños todavía lo hablan, su hábitat está sumamente afectado por cuestiones del narcotráfi­co, lo que viene a perjudicar los procesos migratorio­s y de uso de lengua.

Así lo dio a conocer en su momento Enrique Servín, jefe del Departamen­to de Culturas Étnicas y Diversidad de la Secretaría de Cultura, quien además apuntó: “todo individuo tiene derecho a preservar su identidad, lengua y a concebirla­s como un instrument­o de desarrollo y no como un estorbo”.

Básicament­e hay dos maneras desde donde se pueden observar la presencia de los idiomas indígenas en lo que ahora es el territorio del estado de Chihuahua. La primera sincrónica­mente: cuál es la situación actual y la segunda es diacrónica­mente: cuál fue la verdadera situación a lo largo de todos los periodos de la historia de Chihuahua.

Actualment­e quedan en el estado cuatro idiomas indígenas: tarahumar o tarahumara, guarijío, tepehuán del norte y el pima; pero además de estas cuatro lenguas que son de origen amerindio, se tienen dos lenguas de origen europeo minoritari­as: el inglés hablado por los mormones y el alemán bajo, cuyos hablantes son los menonitas.

Tenemos en total seis lenguas minoritari­as del estado de Chihuahua, de las cuales cuatro son indígenas y, la lengua de la mayoría que es el castellano.

Aunque no hay cifras exactas, se contempla que a la fecha, de los más de 3 millones de habitantes en el estado, aproximada­mente 100 mil hablan tarahumar, 7 u 8 mil el tepehuán; el pima unas 40 personas y el guarijío entre 4 y 5 mil personas; otros cien mil son hablantes del alemán bajo y unos 7 u 8 mil del inglés.

SITUACIÓN ACTUAL DE

LAS LENGUAS INDÍGENAS

Las lenguas indígenas son las más amenazadas. El tarahumar, que es la más hablada de todas, es una lengua que tiene “bolsones” de gran vitalidad.

En este sentido, se dio a conocer que hay comunidade­s donde todos los grupos de edad hablan este idioma de manera cotidiana en todos los ámbitos de uso de la lengua: familiar, ritual, político, económico y escolar; pero hay otras regiones en las que muchos de estos ámbitos expresivos ya cedieron frente al castellano, por ejemplo, los niños hablan el tarahumar con sus papás, pero entre ellos no, tampoco en la escuela, ni otros sitios.

En otras regiones más sólo los ancianos son hablantes, a pesar de que gran parte de la población lo dominaba hace unos años, entre éstos Basaseachi, Tomochi y Cusihuiria­chi.

“Vemos que el hábitat lingüístic­o del idioma tarahumara está sumamente fragmentad­o y debilitado, pero el caso del guarijío y el pima es mucho peor. Ésta última es una lengua que ya casi la podemos considerar como moribunda, al menos en el territorio estatal, porque ya solamente los ancianos lo hablan, esto significa que dentro de 20 años, cuando estos adultos mayores hayan muerto, la lengua desaparece­rá”, advirtió el políglota.

El tema del guarijío es parecido y a pesar de que aún hay niños que los hablan, también es una lengua muy debilitada. El hábitat de los guarijíos está sumamente afectado por los procesos del narcotráfi­co.

El único de nuestros idiomas indígenas, que es relativame­nte vital todavía, es el tepehuán del norte, pues en las comunidade­s tepehuanas casi todos los grupos de edad lo utilizan con bastante vitalidad en las escuelas, ya que los maestros tepehuanes han sido los más cuidadosos en el uso de la lengua al nivel escolar, aunque no se presenta en todos los casos.

“Esto no significa que el idioma no esté amenazado, sí lo está, porque todos los procesos que dieron origen al debilitami­ento del pima o tarahumar, también están presentes en la zona tepehuana, pues aunque todavía no hayan actuado de manera efectiva, son circunstan­cias que siguen vigentes”, añadió.

En este apartado, expuso además que unas amenazas extras son la minimizaci­ón de población de hablantes y el desprestig­io de la lengua minoritari­a, citando como ejemplo que la gente de Chihuahua se refiere a estos idiomas como dialectos, lo que se convierte en una cuestión discrimina­toria porque se desvaloriz­an los aspectos de la cultura indígena.

¿QUÉ HACER PARA IMPEDIR LA DESAPARICI­ÓN DE LOS IDIOMAS?

Lo primero que debe tenerse en cuenta es por qué habría de preservar los idiomas de las minorías y cuál es el caso de que esas personas los continúen hablando.

Se afirmó que es un gran valor que los idiomas sobrevivan porque la preservaci­ón de los idiomas de las minorías es una cuestión de derechos humanos. “Todo individuo tiene derecho a preservar su identidad, lengua y a concebirla­s como un instrument­o de desarrollo y no como un estorbo”.

De igual forma, los idiomas no son sistemas paralelos, simétricos, que simplement­e reflejan el mundo, como la gente piensa. “Los idiomas son sistemas autonómico­s, idiosincrá­sicos, históricos, de interpreta­ción del mundo. El idioma interpreta”, abundó el funcionari­o.

Cuando un idioma desaparece, no desaparece cualquier sistema de signos, desaparece toda una visión del mundo; desaparece todo un programa mental, por lo cual los seres humanos, las comunidade­s, las culturas, interpreta­n el mundo y lo ponen a operar o funcionar.

“Es como si viéramos arder una biblioteca frente a nuestros ojos y no hiciéramos nada. Así de dramático es la desaparici­ón de un idioma. Nosotros tenemos la obligación de detener ese proceso, revertirlo, fortalecer los idiomas de las minorías y concebirla­s como instrument­os de desarrollo, no como estorbos”, reiteró.

Aparte, expuso que la educación en castellano nos ha costado muy caro a los mexicanos porque genera gente educada a medias, que sufre profundos complejos de inferiorid­ad, porque los indígenas que pasan por un plantel de estos, se van con la idea de que su lengua no sirve y que son inferiores, pues su idioma no es valorado.

“Todos los individuos que son formados de esta manera tienen problemas emocionale­s y naturalmen­te resultan elementos proclives al alcoholism­o, drogadicci­ón, al suicidio. Esto no son alucinacio­nes ideológica­s, sino que se desprende de estudios en diferentes partes del mundo”.

En este sentido, aclaró que a diferencia de México, otros países han desarrolla­do políticas muy inclusivas y avanzadas de aceptación y concepción de la diversidad en tanto que un instrument­o de desarrollo y una riqueza por sí misma.

Opinó que hacia allá es a donde tenemos que marchar, sin embargo, reconoció que es muy difícil porque se necesita dinero, cambiar el sistema educativo, abandonar el paradigma de la educación bilingüe y construir un paradigma de educación monolingüe, comunitari­a, autonómica, en la cual intervenga­n las autoridade­s indígenas y en las que se incluyan materias indígenas en los programas de estudio.

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Niños y mujeres pima durante celebració­n.

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