El Heraldo de Chihuahua

Incertidum­bre

- Por Raúl Sánchez Küchle

De los tres precandida­tos a la Presidenci­a de la República, casi seguros candidatos a menos que exista alguna sorpresa de última hora, son muchos los mexicanos que expresan que de los tres no se hace uno, lo cual indica que a la hora de depositar su voto –o no depositarl­o- difícilmen­te optarán por alguien que verdaderam­ente les convenza. Lo más probable es que se decidan por lo se ha llamado el menos malo.

Es verdad que hay quienes, leales, votan siempre por determinad­o partido, lo que se denomina el “voto duro”, pero hoy dadas las circunstan­cias puede ser que algunos volteen la tortilla.

Y sobre el menos malo ¿quién lo define?, ¿cuáles son los elementos válidos para juzgar tal cosa? Detrás de los candidatos están los partidos, pero con la cuestión de las alianzas se presenta una situación sui géneris ya que quienes las conforman no ofrecen compatibil­idad en sus objetivos ni propuestas de nación.

Sobre los candidatos independie­ntes, los que alcancen a figurar, hay poco que decir ya que, como se ven las cosas, no es fácil que prendan la mecha en el electorado.

Por las vísperas se sacan los días. Si las campañas siguen la tónica de las llamadas precampaña­s –que en realidad fueron verdaderas campañas aunque se digan dirigidas a sus partidos o simpatizan­tes de los mismos- el panorama se vuelve gris. Los precandida­tos tuvieron de entrada la desventaja de que no surgieron de las bases de sus respectivo­s partidos y, por tanto, dentro

de sus mismos militantes, de uno u otro modo, se detectan inconformi­dades, amén de que las alianzas no abonan a su favor. Muchos ciudadanos ven en ellas una lucha por el poder o por permanecer dentro de un esquema que les permita subsistir.

Además sobre los precandida­tos pesan, ciertas o no, acusacione­s de distintos tipos incluyendo algunas que se manifiesta­n como ilícitas.

Las propuestas realistas y los análisis serios sobre la problemáti­ca y la realidad nacional brillaron por su ausencia en las precampaña­s, si bien en momentos quisieron tocarse pero sin llegar al fondo.

De lo anterior se concluye que existe un panorama hasta cierto punto incierto y pesimista en cuanto a las candidatur­as a la presidenci­a. Otra cosa serán las candidatur­as relativas a todos los demás puestos de elección que se jugarán en pocos meses, las cuales pueden servir de contrapeso a las anteriores. La ciudadanía debe estar muy abusada e informada para emitir un voto que en verdad sirva para sacar a nuestro país de la problemáti­ca que vive. Como se suele decir: Dios nos agarre confesados.

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