Frente a la intolerancia, interpretación
No toda la información es susceptible de interpretación, sólo aquella que se presenta con un determinado grado de interés público.
Es decir, la información que tiene que ver con sucesos que interesan a la comunidad, desde la óptica del periodista, son y deben ser sometidas a la interpretación.
Es un deber ético del comunicador interpretar dicha información para ofrecer una visión profunda y de largo alcance, que en ocasiones -la mayoría de las veces- el auditorio no alcanza a visualizar, por una razón sencilla:
La vida cotidiana le gana y no le permite tener una óptica integral como la que tiene el periodista; visión construida a lo largo de los años y experticia de la comunicación.
El periodista desarrolla una sensibilidad para detectar información de interés público.
Al detectarla, casi de inmediato, procede a realizar un proceso de interpretación, que tiene cauce en los cabezales, sumarios, artículos de análisis, editoriales y crónicas.
Desafortunadamente la incesante tarea informativa y el cúmulo de datos diarios hacen imposible la tarea de procesar todo el acontecer de interés público.
Todavía es menester realizar una priorización de análisis. La información que queda es aquella que usted revisa y atiende en las diversas columnas y editoriales, así como en líneas principales de información.
El periodista no descansa. Debe ser acucioso e implacable.
No deja escapar los hechos noticiosos, particularmente aquellos derivados de los principales personajes del poder, quienes no ven en momento alguno descanso y en ocasiones acusan hastío del inoportuno y persistente análisis que sobre ellos se realiza.
Obvio: son irascibles e intolerantes a la crítica. Nadie se puede sentir cómodo con ella. Señalan abusos y complots. Es parte de su defensa natural frente a la interpretación de sus actuaciones.
Legítima defensa frente al juez implacable de la opinión pública, que en momento alguno debe claudicar.
Si el poder público se molesta frente a la tarea de interpretación del hecho noticioso, razón de más para continuar en dicho afán.
Miguel de Cervantes, el manco de Lepanto, lo decía con gran maestría: los perros ladran, Sancho, señal de que vamos cabalgando.
Misión necesaria e indispensable en un sistema de pleno derecho a la información, que no admite restricciones, en busca de la más amplia libertad de expresión.
Próxima la sesión de Consejo Directivo de Fapermex, a realizarse en Hermosillo, Sonora, bajo la atinada dirigencia de la maestra María Consuelo Eguía Tonella. Felicidades.