En cada proceso electoral surgen
distintas y repetidas estrategias para que los candidatos puedan ganarse el favor de los electores. Los cuarteles de guerra de quien va a la cabeza, por supuesto que no les basta presumir el progreso de su campaña sino que inflan los números y se hacen ver ante sus contrincantes, principalmente aquellos que les siguen los pasos, como los inalcanzables. Si por el contrario la desventaja es notoria, disimulan su fracaso y dicen que van a la par del puntero; y quien por lo evidente está muy alejado de los primeros lugares, simplemente opta por generar ruido y decir que va mucho más allá de que lo que dice la realidad.
Es el famoso blof que se presenta en cada campaña electoral, puesto que genera la idea en cierta población menos informada de que realmente cierto candidato puede ganar la elección, cuando las tablas no le dan ni siquiera para quedar en segundo lugar. Me parece que la estrategia puede ser utilizada como ha ocurrido históricamente, como sugieren los estrategas militares, que inventan una apariencia de grandeza para intimidar, para hacer creer al otro que sí tiene condiciones para derrotarle, para infundir la duda donde no debería existir y con todo ello confundir al enemigo. A la hora de la pelea, en el frente a frente la realidad se impone y cada quien se da cuenta de las verdaderas armas que cada uno trae, se disuaden los mitos, se revelan las debilidades y se pone en descubierto las fortalezas.
Un blof estratégico muy bueno que recuerdo, es aquel atribuido al famoso estratega alemán Erwin Rommel, mejor conocido como el “Zorro del Desierto”, precisamente fue apodado así por el gran número de tácticas desplegadas durante la II Guerra Mundial, como cuando en 1941, ante la desventaja numérica, en el desierto de África, mandó atar varios árboles y ramas a sus famosos panzers y vehículos blindados italianos, lo cual provocó una enorme nube de polvo que a los ingleses les dio la sensación de un ataque a gran escala, por lo que decidieron evitar la confrontación. Con esta acción salvaron el
pellejo, pero hubo muchas otras que sirvieron de ofensiva, que generaron bastantes bajas en el bando enemigo.
En el arte de la guerra como en el de la política se insiste en generar expectativa y mediante algunas acciones cargadas de creatividad se pueden utilizar ciertas artimañas, pero otra cosa muy distinta es la mentira vil, las verdades a medias que tienen como objetivo no el enemigo u oponente electoral sino al ciudadano, a los electores en este caso.
De esta manera puedo asegurar que las acciones emprendidas por el equipo de campaña del aspirante presidencial de la alianza del PAN, PRD y Movimiento Ciudadano, Ricardo Anaya Cortés, a través de la generación de encuestas a modo, que igual podrán confundir a los incautos, no lo pueden hacer con los propios panistas, perredistas o del MC que también ven y escuchan, y saben cómo se las gastan quienes pretenden apuntalar a su candidato venido a menos luego de la entrampada que se dio con el otro aspirante del PRI, Antonio Meade, por cuestiones de corrupción.
Hay una casa encuestadora, Massive Caller, que está haciendo claramente ese trabajo sucio y cuyos resultados, esculpidos con mucha frecuencia, quieren evidenciar que su gallo continúa en ascenso vertiginoso, que Andrés Manuel, nuestro candidato de Morena, se desploma y que las condiciones están dadas para que al primero de julio