Menonitas “llevan” casas hasta Oaxaca
Al darse cuenta de la situación en el poblado de Ixtaltepec, Ernesto Loewen y su familia realizaron una excursión de exploración para luego llevar material para dar techo a quienes estaban en desgracia
CUAUHTÉMOC, Chih.- Han pasado casi seis meses desde que Ernesto Loewen y su familia fueron llevados por la mano de Dios hasta la comunidad de Ixtaltepec, en Oaxaca, donde la devastación tras el terremoto del 7 de septiembre, dejó miles de personas damnificadas.
El joven padre de familia menonita recibió entonces una llamada de su hija, que estaba de visita en Oaxaca, en la comunidad de El Capital, visitando a sus futuros suegros, la joven le explicó sobre la desgracia y le mandó fotografías de lo sucedido, logrando ver en ellas el grado de devastación que causó el temblor.
Durante una primera excursión al sitio de desastre, le acompañó su esposa Judith y su amigo Bernardo Neudorf, ellos hicieron una inspección preliminar y fue así como regresaron a su comunidad, en Moctezuma, Villa Ahumada, en donde se contactó con otros menonitas, de otros campos y les preguntó si les gustaría apoyar.
Al ver las fotos, de inmediato accedieron y fue como se organizó la primera expedición, en la cual apoyaron los bomberos del Campo 72 y así, guiados por su divinidad emprendieron el viaje hasta llegar a Ixtaltepec, una población de Oaxaca.
Ahí, en su primera visita crearon 200 casas, viviendas pequeñas de lámina, dando prioridad a los ancianos y discapacitados, acción que les valió la simpatía de los habitantes que vieron en los menonitas la posibilidad de contar con un refugio seguro para las familias, además de alimento y agua, pues los voluntarios llevaron víveres para los damnificados.
“No fue de nosotros, lo mandó Dios, yo sentí que Dios me estaba hablando y su mano me llevó allá”, explica Ernesto, quien considera que haber ido hasta aquel punto no es una hazaña o algo para ensalzar, sino más bien una oportunidad de servir y ayudar al prójimo en un momento decisivo.
Fueron dos viajes en total, en el primero se crearon 200 viviendas, en el segundo 100 más; los menonitas voluntarios llegaron desde distintos campos, no sabe el número, pero siempre hubo alguien dispuesto a sumarse, si no en mano de obra, donando víveres para gente que tal vez no conocían, pero que urgía de una ayuda.
Desde Jagüeyes, en Namiquipa, El Valle, en San Buenaventura, Moctezuma, en Villa Ahumada, Manitoba y Swift Current, en Cuauhtémoc, la comunidad mostró su solidaridad, en silencio, confiados y de la mano de Dios que siempre los guio hasta el lugar preciso.
La historia pronto se volvió viral, allá en aquella remota comunidad de Oaxaca habían llegado los hijos de Menno Simons, a ayudar. Las fotos surgieron y entonces se hicieron noticia.
Grupos de menonitas de Chihuahua, Tamaulipas y Campeche se organizaron para crear las casas, que son de lámina, miden seis metros de largo por cuatro de ancho, son de aluminio galvanizado y tienen estructura tubular, además de estar insuladas y contar con instalación sanitaria, eléctrica e hidráulica, en donde no existían estos servicios. En promedio, una vivienda de este tipo tiene un costo de 25 mil pesos.
ERNESTO LOEWEN MENONITA DE AHUMADA “No fue de nosotros, lo mandó Dios, yo sentí que Dios me estaba hablando y su mano me llevó allá”