El Heraldo de Chihuahua

“Ayudo por amor a la humanidad”

Explica que al igual que Ernesto Loewen y su esposa Judith, hace labor de auxilio a los necesitado­s no para recibir reconocimi­ento, sino por la fe que lo motiva, su amor a la humanidad, que les inculca la religión menonita

- EDNA MARTÍNEZ/ El Heraldo del Noroeste

CUAUHTÉMOC, Chih.- Desde la comunidad de Samachique, Bradley Unger trata de mantener la comunicaci­ón vía telefónica, mientras otro grupo de menonitas levantan el techo de una vivienda en aquella región. Él también fue a Oaxaca, ayudó a construir casas y mantiene comunicaci­ón constante con la gente de Ixtaltepec.

Incansable­s, los menonitas que son reconocido­s como grandes constructo­res e ingenieros natos, realizan una labor muy importante, no sólo en el sur del país, aquí en Chihuahua, en las regiones más inhóspitas de la sierra o simplement­e donde saben que hay carencias, se dirigen sin dudar y ayudan.

Al igual que Ernesto y Judith, explica que la labor que hacen no es para recibir reconocimi­ento alguno, es la fe que los motiva, su amor por la humanidad que les inculcan a través de la religión menonita.

Luego del temblor, Bradley fue en dos ocasiones a Oaxaca, una de ellas a finales de octubre y en una segunda misión a principios de diciembre, explica que los jóvenes voluntario­s se dividían en grupos de hasta siete personas que lograban hacer cinco casas al día.

A este ritmo construyer­on las 300 viviendas, más otras 80 que realizaron, según sus estimacion­es, el grupo que encabezaba Ernesto Neufeld. Es decir que en total casi llegaron a las 400 viviendas.

Pero, los meses han transcurri­do, sin embargo, no sólo se conformaro­n con llevar comida y agua, así como edificar las viviendas, hace dos semanas que otros grupos de jóvenes voluntario­s acudieron a aquella parte del país, para visitar a las familias y llevar nuevos apoyos.

Bradley dice que tiene como hobby, la geología y al estar en Oaxaca tuvo contacto con gente dedicada a pulir piedra, por lo que ahora mantiene comunicaci­ón constante.

Recuerda con emoción que cuando se supo que iban a juntar víveres a través de los bomberos del Campo 72, decidieron hacer lo propio en esta zona de Manitoba y Swift Current, campos ubicados en el municipio de Cuauhtémoc y Riva Palacio, donde están asentados la mayor parte de los menonitas del país.

“Pusimos un tráiler y para entonces ya habíamos juntado dinero para hacer unas 40 o 50 casitas; antes de terminar de llenar el camión, ya teníamos para hacer unas 100 casas y para cuando volvimos, ya se había juntado para otras 30 más”, recuerda.

En este caso, la Fundación del Empresaria­do Chihuahuen­se, a la que pertenecen muchos menonitas, entre ellos Bradley, se encargó de administra­r los fondos y hacer rendir el dinero, explica.

Fue así que llegaron a la zona de desastre, comían y dormían en las calles, como el resto de la comunidad, hacían el culto en la vía pública, finalmente se predica con el ejemplo. En total, asegura que debieron ser cerca de 600 personas involucrad­as en esta historia.

Ya sea en Ixtaltepec, o en la Sierra Tarahumara, apoyando a las familias más humildes, la comunidad menonita siempre ha estado presente y solidaria con las necesidade­s de los demás y siguen, hasta donde los lleve la mano de Dios.

BRADLEY UNGER

MENONITA DE SAMACHIQUE

“Pusimos un tráiler y para entonces ya habíamos juntado dinero para hacer unas 40 o 50 casitas; antes de terminar de llenar el camión, ya teníamos para hacer unas 100 casas y para cuando volvimos, ya se había juntado para otras 30 más”

 ??  ?? Una de las familias que perdieron todo durante el devastador terremoto y que fueron apoyadas con la construcci­ón de una casa por Loewen, Unger y otros voluntario­s.
Una de las familias que perdieron todo durante el devastador terremoto y que fueron apoyadas con la construcci­ón de una casa por Loewen, Unger y otros voluntario­s.
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 ??  ?? Hasta cinco casas al día, era el ritmo de construcci­ón que tenían los voluntario­s menonitas cuando acudiern en auxilio de la población de Ixtaltepec, en Oaxaca.
Hasta cinco casas al día, era el ritmo de construcci­ón que tenían los voluntario­s menonitas cuando acudiern en auxilio de la población de Ixtaltepec, en Oaxaca.
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 ??  ?? Bradley Unger, de la comunidad menonita de Samachique, con su familia.
Bradley Unger, de la comunidad menonita de Samachique, con su familia.

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