EL DÍA QUE FACEBOOK SE PERVIRTIÓ
Un aparente simple experimento sociológico realizado entre 2014 ha sido la antesala del hallazgo de un agujero en algunas de sus herramientas. Crisis de identidad, robo de datos y falta de responsabilidad. Según EL DIARIO ABC
La multinacional norteamericana ha dejado de ser esa alma caritativa que permitía hacer un muro de nuestras vidas para las miradas de la posterioridad, pasando, ahora, a ser el ejemplo de cómo los datos «regalados» por sus usuarios tienen más recorrido del que aparentan
El «annus horribilis» que tuvo en 2017 era solo la vuelta de calentamiento. A la mayor red social se le ha embarrado la carrera y, ahora, se enfrenta una profunda crisis de identidad que ha derivado en una reflexión social acerca del tratamiento de las grandes compañías tecnológicas sobre sus datos personales, el oro de la última década. Y el epicentro se encuentra en una empreas, Cambridge Analytica. [Gráfico elaborado por Statista]
Facebook ha dejado de ser ese alma cándida que, hasta hace dos primaveras, nos brindaba la oportunidad de retratar nuestra existencia vital para la posterioridad. Era «cool». Necesario. Útil para estar conectado con tus seres queridos. Todo debía que estar publicado si se pretendía demostrar que se estaba viviendo. La vida en directo. Eso ha empezado a cambiar. La multinacional está, ahora, herida por culpa de varias atronadoras flechas recibidas en los últimos años y que han exhibido cómo se puede perturbar y pervertir la plataforma.
AGUJERO O FILTRACIÓN
El escándalo de la consultora Cambridge Analytica desvelado en exclusiva por «The New York Times» y «The Observer» ha sido la gota que ha colmado el vaso de la paciencia de los defensores más férreos de la protección de datos. Un aparente simple experimento sociológico realizado entre 2014 ha sido la antesala del hallazgo de un agujero en algunas de sus herramientas. Y la polémica tiene argumentos de cine negro. Una firma de análisis creada por un magnate vinculado al partido republicano llamado Robert Mercer obtuvo un información que, bien trabajada, permitió diseñar la campaña electoral de Donald Trump en su ascenso a la Casa Blanca.
Esa información, sin embargo, se obtuvo a raíz de supuestamente un experimento sociológico llevado a cabo por Global Science Research, una empresa fundada por Aleksandr Kogan, un investigador ruso-americano. Lo pudo hacer a partir de una aplicación que se descargaron unos 277.000 usuarios, permitiendo así que se pudiera realizar unos patrones de conducta y comportamiento que, en manos de expertos electorales, son tremendamente valiosos, más incluso que los sondeos habituales y encuestas internas que manejan los partidos políticos.