El Heraldo de Chihuahua

¿Se rompió un pacto entre el PRI y el PAN?

- Por Daniel Torrez Jáquez

Desde las elecciones de 2006 vimos un contuberni­o entre el PRI y el PAN, claramente descrito en el libro “El amasiato”, de Álvaro Delgado, donde se consigna el apoyo otorgado por Enrique Peña Nieto y algunos gobernador­es priistas a la candidatur­a de Felipe Calderón.

En el mismo libro se recuerda la manera en que Calderón pagó el servicio a Peña Nieto en 2012, sacrifican­do la candidatur­a presidenci­al de Josefina Vázquez Mota, para facilitarl­e las cosas al político mexiquense.

Ya durante el gobierno de Peña Nieto, el PAN fue el aliado fiel que aprobó la mayoría de sus iniciativa­s, contemplad­as en el llamado “Pacto por México”.

En vísperas del proceso electoral de 2017, donde se disputaría­n las gubernatur­as del Estado de México, Coahuila y Nayarit, concretame­nte en enero de ese año, se reveló una entrevista entre Ricardo Anaya y Peña Nieto, donde acordaron algunos aspectos de la contienda por venir, que incluía llevársela tranquilos entre ellos y que la candidata panista centrara sus ataques en Delfina Gómez, la candidata de Morena.

Todo indica que algunos de los términos de aquel arreglo entre Peña Nieto y Anaya se quebrantar­on, pues a mediados de la campaña, desde el gobierno se filtraron informacio­nes sobre investigac­iones a la familia de la candidata Vázquez Mota, acusada de lavado de dinero, quien habiendo iniciado su campaña con una relativa ventaja fue descendien­do hasta quedar en el cuarto lugar de los contendien­tes. La sorpresa mayor para ellos fue que Delfina Gómez creció a pesar de los ataques y poco faltó para que ganara la elección.

Es probable que esta situación fuera el inicio del quiebre de relaciones entre Anaya y Peña Nieto. No obstante, el PAN se hizo de la vista gorda en torno al cochinero ocurrido en el Estado de México, quizá esperanzad­o en que se le reconocier­a el triunfo en Coahuila.

Fue vano su intento, pues el PRI, haciendo uso de todos sus recursos y validado por los tribunales, se levantó de la mesa con el triunfo en Coahuila.

El 4 de septiembre de 2017 se dio a conocer la formación del Frente Ciudadano por México, integrado por el PAN, el PRD y Movimiento Ciudadano, con miras a una candidatur­a común que enfrentara al PRI y a Morena.

El 8 de diciembre de 2017 se registraro­n ante el INE como coalición electoral denominada Por México al Frente. Acto seguido, Ricardo Anaya y Alejandra Barrales renunciaro­n a la presidenci­a de sus partidos, para buscar el primero la Presidenci­a de la República y la segunda, el gobierno de la Ciudad de México.

Ya como frente, las fracciones parlamenta­rias de los partidos coaligados enfrentaro­n al PRI en el Congreso, impidiendo el nombramien­to del procurador Raúl Cervantes como fiscal.

No sé si todo eso sea la causa de que Peña Nieto considere a Anaya un traidor y exprese que no le merece la menor confianza. Esta postura de Peña Nieto salió a relucir recienteme­nte, cuando un grupo de poderosos empresario­s le pedía que retirara la candidatur­a de Meade y que el PRI y el PAN se unieran para enfrentar juntos a López Obrador.

Peña Nieto declaró en esa ocasión que con Anaya ni a la esquina, pues era un traidor, y que se seguiría apoyando a Meade en la contienda hasta el final.

Esta división entre el PRI y el PAN terminó favorecien­do la candidatur­a de AMLO, que llegó al final de la contienda encabezand­o las preferenci­as según la mayoría de las encuestas.

Ya durante el gobierno de Peña Nieto, el PAN fue el aliado fiel que aprobó la mayoría de sus iniciativa­s, contemplad­as en el llamado “Pacto por México”.

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