Una familia ejemplar
DE GENEROSIDAD PALPABLE, COMPARTÍA A MANOS LLENAS CON QUIENES MÁS LO NECESITABAN
De inteligencia nata, excelente estudiante egresada del Instituto Tecnológico de Chihuahua II donde se tituló como licenciada en Recursos Humanos, Daniela Romero Armendáriz falleció a los 36 años de edad cuando le faltaba mucho por hacer y tanto qué vivir. Tenía planes, sueños y como todo ser humano, luchaba por salir adelante. Emprendedora, trabajadora, excelente hija, buena hermana y leal amiga de quienes estaban cerca de ella.
Integrante de una familia de profesionistas, sus hermanas y ella crecieron con la firme convicción de que la mejor manera de salir adelante era la preparación académica, por ello se dedicaron a la escuela y obtuvieron títulos profesionales gracias a su propio esfuerzo.
Dany sabía la importancia de ayudar a sus padres por ello desde que cursaba el bachillerato estudiaba y trabajaba al mismo tiempo, decía “hay que apoyar a nuestros padres”; desde jovencita formó parte del equipo laboral de un supermercado contribuyendo con su suelo a pagar no solamente sus estudios, también los de su hermana menor.
Recordada por su gran generosidad, una mujer que dicen “daba a manos llenas”, no importa si tenía poco o mucho, lo compartía con quienes la rodeaban. Sus amigas la describen como un ser humano excepcional y un ejemplo de ello es cuando el esposo de una de ellas enfermó, Dany fue quien le cuidó a sus hijos y la ayudó en el hospital.
Para Dany no había nada más grande que Dios, formaba parte de asociaciones civiles entre ellas Cedre, agrupación que trabaja para prevenir el consumo de drogas en adolescentes y jóvenes mediante programas profesionales y promoción de valores; también era miembro del Movimiento Familiar Católico (MFC), agrupación de familias católicas que unen sus esfuerzos para promover los valores humanos y cristianos; era la primera en enlistarse en congresos católicos de la mujer; su generosidad la demostraba con familiares, amigos y personas vulnerables; cada Navidad compraba regalos que después repartía en los orfanatos.
Amaba la vida, era alegre, le encantaba bailar, creía en Dios fielmente y estaba cumpliendo uno de sus grandes sueños, tener su propio negocio; hace dos años abrió un café.
Gracias a su inteligencia escaló rápidamente en el área profesional, excelente jefa a quien sus empleados admiraban y le tenían gran cariño, para ella no solamente eran compañeros de trabajo, sino sus amigos.
Su sentido humano la llevó a realizar obras benéficas para los demás, se preocupaba por los niños y adultos mayores, por los jóvenes en situaciones difíciles y especialmente por su familia, su gran entereza y pasión, y lo que hacía la llevó a alcanzar éxitos profesionales y a tener un bonito matrimonio.
Era el alma de las reuniones familiares, la encargada de que todos asistieran a las fiestas, de palpable sencillez y visión contemporánea, viajaba por el mundo gracias a su trabajo pero lo que más le gustaba, sin duda, era visitar el campo, ranchos y admirar la natural belleza del mundo.