Los valientes no claudican
En ocasión anterior escribí que después del 23 de septiembre de 1965, en que cayeron la mayoría de los integrantes del Grupo Popular Guerrillero, entre ellos el jefe político Arturo Gámiz y el jefe de operaciones Salomón Gaytán. Tres meses después se reunieron quince de los sobrevivientes en la Ciudad de México, discutieron ampliamente el plan para continuar la lucha revolucionaria, no se pusieron de acuerdo y al final los que cumplieron y se regresaron a Chihuahua fueron: Óscar González, Juan Antonio Gaytán, Salvador Gaytán, Guadalupe Scobell Gaytán y Ramón Mendoza. El día 8 de marzo, minutos después de que se habían bajado del camión, fueron detenidos Óscar González y Ramón Mendoza.
Los otros compañeros siguieron adelante con el plan que ya habían decidido entre todos y así fue como el 3 de abril de 1966 descarrilaron un convoy de carga cerca de la estación Cumbres, en el mismo lugar dejaron una manta firmada por el “Movimiento 23 de septiembre”, exhortando al pueblo para que defendiera sus derechos y no soportara más las injusticias.
Al compañero Ramón Mendoza lo enviaron a las Islas Marías y aunque logró escapar de este lugar ya no se regresó a Chihuahua, permaneciendo oculto varios años en Estados Unidos. A Óscar González lo tuvieron preso poco más de un año en la penitenciaría de Chihuahua donde organizó la biblioteca y se dedicó a alfabetizar y ayudar a los presos. Se asegura que durante el tiempo que estuvo en la cárcel devoró gran cantidad de libros y siempre estaba pidiendo que le llevaran más.
En mayo de 1966 fue aprehendido por algún problema menor el profesor Pablo Alvarado, lo encerraron en la Penitenciaría, donde permaneció muy poco tiempo. Probablemente Óscar y él no se conocían, pero compartían las mismas ideas revolucionarias. Cuando Alvarado salió libre ya se había puesto de acuerdo con Óscar para unirse a su causa.
En la biografía de Pablo Alvarado que escribió el historiador Alejandro Padilla, asegura que al salir Pablo Alvarado de la cárcel se reincorporó a sus actividades como profesor, del 2 de mayo al 10 de septiembre de 1966, fecha en la que renunció a su plaza de la escuela primaria No. 601 de Chihuahua, esos fueron sus últimos días en la docencia.
“La primera actividad que González Eguiarte le asignó a Pablo fue pedirle que acudiera a reconectar con campesinos del municipio de Las Nieves, Durango, trabajar con ellos y crear condiciones para su reclutamiento en la agrupación de González Eguiarte. En esa actividad no debió permanecer mucho tiempo, acaso algunos días, porque aún no renunciaba como maestro y combinaba su tiempo entre la docencia y la “política”.
(Alejandro Padilla agrega en una nota de pie de página que Pablo había sido detenido en la Ciudad de México el 13 de julio de 1967. En sus declaraciones señaló haber conocido a Óscar González Eguiarte en mayo de 1966 en la penitenciaría de Chihuahua, quien lo invitó a participar en el grupo 23 de Septiembre del cual era líder. Concluye asegurando que Pablo Alvarado aceptó incorporarse al grupo que dirigía Óscar González Eguiarte).
Desde la cárcel Óscar González se coordinaba con sus compañeros Guadalupe Scobell, Juan Antonio y Salvador Gaytán, quienes después de la detención de Ramón y Óscar se habían replegado a la Ciudad de México entrando muy pronto en contacto con la ONAR (Organización Nacional de Acción Revolucionaria) que se había fundado en los primeros meses de 1966, después de que Rafael Estrada Villa se retiró del Partido Popular Socialista a causa de las diferencias con el líder Vicente Lombardo Toledano.
En el testimonio del policía Salvador del Toro, editado y publicado por la Universidad de Nuevo León, aparecen datos interesantes que sirven para ubicar a Pablo Alvarado con Juan Antonio Gaytán, Guadalupe Scobell y Rafael Estrada Villa quien, según esta información policiaca, se había propuesto la formación de grupos guerrilleros en la Sierra Madre del Sur, de Guerrero y Oaxaca, donde pretendía desarrollar su movimiento revolucionario. Asegura del Toro que Estrada Villa se había relacionado con los habitantes de Metlatonoc, Cocoyán de las Flores, Jicayán de Tovar y sus alrededores, ubicados en lo más intrincado de esa serranía y que para organizar a los habitantes de estos lugares había comisionado a Guadalupe Escobel (sic), Juan Antonio Gaytán y Pablo Alvarado Barrera, para que los dos primeros, haciéndose pasar como profesores rurales, y el último como pasante de medicina, desarrollaran labores de proselitismo. Indica Salvador del Toro en su libro: “Guadalupe Escobel era superviviente del asalto al cuartel militar de ciudad Madera, Chihuahua; Juan Antonio Gaytán era hermano de Salomón, muerto en dicho asalto; y Pablo Alvarado Barrera había tomado parte en los disturbios estudiantiles de 1964, efectuados en Chihuahua en apoyo a los campesinos que invadieron terrenos en poder de los caciques.
Los licenciados Edmundo García Sánchez, Javier García Travesí y yo, fuimos comisionados por el procurador general de la República, licenciado Julio Sánchez Vargas, para integrar la averiguación penal relacionada con las actividades subversivas del diputado Estrada Villa en la Sierra Madre. Durante varios días salimos muy temprano de Chilpancingo con rumbo a la sierra, a bordo de helicóptero, y regresábamos por la tarde casi al oscurecer. Fue así como supimos que el doctor Estrada Villa, por conducto del presidente municipal de Coycoyán, Leonor Rodríguez García, en cierta ocasión reunió en la escuela a la gente y de plano dijo que invitaba a los jóvenes a tomar las armas para combatir al mal gobierno; que en Metlatonoc hizo lo mismo y para ganarse la buena voluntad del presidente municipal, Pascual Hernández Guerrero le ofreció la ayuda del doctor Pablo y del profesor Mario (Juan Antonio Gaytán) quienes lo acompañaban. Todos los pobladores conocían al doctor Pablo, al profesor Mario (Juan Antonio Gaytán) y a otros jóvenes que seguido los visitaban y se ganaban su aprecio por la ayuda que les daban; pero nadie dio informes sobre su paradero”.
En mayo de 1966 fue aprehendido por algún problema menor el profesor Pablo Alvarado, lo encerraron en la Penitenciaría, donde permaneció muy poco tiempo. Probablemente Óscar y él no se conocían, pero compartían las mismas ideas revolucionarias. Cuando Alvarado salió libre ya se había puesto de acuerdo con Óscar para unirse a su causa.