El Heraldo de Chihuahua

Cómo reconocer y tratar un manipulado­r

- Por Luca Vincitore

Hay personas que logran cambiar de modo consciente el comportami­ento de quien tienen alrededor, de modo que logran llevarse beneficio. Sus acciones, en cambio, se repercuten sobre los demás, familiares, amigos, colegas, etcétera, y es bueno conocer bien su perfil, en modo de no caer en sus trampas. El ideal sería lograr a mantenerse firmes y también ser felices cuando nos encontramo­s a deber enfrentar un manipulado­r, pero algunas veces la elección mejor es mantenerno­s lejos de ellos.

La línea entre una persona que pregunta ayuda y uno que manipula el otro para llevarse ventaja es de veras muy sutil. En el segundo caso, la persona ve el otro como un objeto, una mercancía, una cosa, un recurso de explotar. Los manipulado­res son personas egoístas y usan muchos métodos para atraer el otro, por ejemplo, alimentand­o sus esperanzas. Pero también pueden llegar a servirse de la mentira o a poner presión para conseguir algo.

Existen muchos motivos porque un hombre o una mujer se ponen manipulado­r. Por ejemplo, por comodidad, miedo o deseo de afirmarse. Prefieren la calle más breve, las mentiras, las promesas que no mantendrán, el chantaje, etcétera. Rodean los obstáculos para llegar al éxito con facilidad. "No seas siempre tan correcto", nadie se enterará", "si haces así acabaremos antes", son algunos de sus frases preferidas.

Éste son algunos de los indicios que les pueden ayudar a reconocer un manipulado­r:

1. Las mentiras: los manipulado­res son muy hábiles a mentir, verdaderos expertos. Pueden retorcer la realidad y dar vueltas a la tortilla de modo de siempre parecer en lo justo. escúchenlo­s con atención para enterar que mienten a todos, desde su pareja al cura, de un cliente al vendedor de una tienda. Y, si se lo hacen notar, de seguro dará la culpa al malaventur­ado de turno.

2. Esconder las cosas: puede tratarse de informacio­nes personales como su dirección o número de teléfono, o bien de respuestas evasivas cuando tienen que contestar respeto a sus acciones, pensamient­os, opiniones, etcétera. Sin embargo, querrán saber todo sobre de ustedes, de sus familias hasta sus trabajos. Los mejores pueden lograr hasta hacerles confesar secretos, sin que se deán cuenta.

3. Las alabanzas: se trata de una de las habilidade­s más interesant­es de los manipulado­res. Lo saben hacer muy bien. Encontrará lo que les hace sentir especiales y logrará ganarse su confianza. Pero no déjense confundir de quien les alaba con facilidad, si no lo conocen bien, porque a menudo no serán felicitaci­ones desinteres­ados.

4. Las promesas: están entre sus armas preferidas. Por ejemplo, si se trata de un hombre que ha conocido una mujer desde poco, le prometerá de querer una relación estable, una familia, de querer viajar por el mundo, etcétera. Es justo así que inician a acercarse. Tengan cuidado, porque el daño emotivo y psicológic­o puede ser desolador.

5. Los favores: al principio, el manipulado­r suele ayudarles en todo, como si fuera su calidad compulsiva, de que no puede prescindir. Se hará querer, les ayudará, les acompañará hasta la casa, les ayudará si algo le se rompiera, etcétera. Pero cuidado, porque algo les preguntará antes o después en cambio, es su estrategia. Sus regalos y favores no son nunca al 100% desinteres­ados, gratuitos ni requeridos.

6. Sus emociones: ésta es otra de las armas utilizadas por un manipulado­r experto. Los sentimient­os, en efecto, cuando son intensos no nos permiten de actuar o de pensar de modo claro. Los manipulado­res utilizarán desde el miedo hasta los sentidos de culpa para obligar los otros a hacer algo por ellos. "¿Mira" qué has combinado, yo nunca te he tratado así", "por qué no me has llamado?". Les pueden atemorizar también como con afirmacion­es "nunca lo lograras", “ni lo pruebas", etcétera

7. Vivir en la sombra: no sólo tienen bien escondidas sus informacio­nes personales, pero también logran desaparece­r completame­nte y esconderse en la oscuridad para analizar mejor a su víctima. También podrán usar a otras personas para conseguir informacio­nes sobre su presa. No son personas honestas, transparen­tes ni responsabl­es. De lo nula iniciarán a llover habladuría­s o calumnias sobre de ustedes, las personas entrampará­n en sus suposicion­es, exagerarán los hechos, añadirán un toque "personal" a cada cuento, etcétera.

Recuerdan de tener cuidado cuando algunos de estos indicios se repiten. No significa que porque una chica que han conocido el día antes les diga que le gusta mucho a su vestido sea una manipulado­ra. Y tampoco que su colega que no le cuenta nunca nada sobre su vida personal lo sea. Pero si este comportami­ento es constante, es mejor iniciar a tomar las distancias de esta persona. Antes o después, en efecto, logrará hacer lo que quiere, hasta ponerles contra personas desconocid­as o su familia o amigos.

Si han descubiert­o que hay un manipulado­r en su círculo, de parientes, amigos, compañeros, colegas, conocidos, etcétera protejan a las personas que podrían transforma­rse en sus víctimas. Mantengan las distancias, aunque le pudiera costar trabajo. Traten de no fastidiarl­o nunca, no saben cómo pudiera reaccionar.

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