Les viene de familia
En 1885, Friedrich Trump, abuelo del presidente estadounidense Donald, emigró ilegalmente de su pueblo natal Kallstadt —que se encontraba dentro del imperio alemán— hacia los ee. uu. para evitar el servicio militar obligatorio y por ello perdió la ciudadanía. Años después, al regresar a su lugar de origen, fue fichado para ser deportado. Angustiado, escribió esta carta al gobernante de Kallstadt para informarle su preocupación. “¡Su serenísimo, y poderosísimo Príncipe Regente! ¡El más gracioso regente y señor! [...] Emigré en 1885, cuando cumplí 16 años. En América llevé mi negocio con diligencia, discreción y prudencia. La bendición de Dios estaba conmigo, y me volví rico. Obtuve la ciudadanía estadounidense en 1892. En 1902 conocí a mi esposa. Tristemente, ella no podía tolerar el clima de Nueva York, por eso regresé con mi adorada familia a Kallstadt. El pueblo me recibió con gusto como un ciudadano capaz y productivo. Mi anciana madre estaba feliz de ver a su hijo y a su nuera, así como a su nieta […] Pero fuimos confrontados, como si cayera un rayo, con la noticia de que el ministerio del Estado Real decidió que debemos dejar nuestra residencia del Reino de Baviera. ¿Por qué deberíamos ser deportados? Esto es muy, muy difícil para la familia. ¿Qué pensarán nuestros conciudadanos si sujetos honestos son tratados así? […] En esta situación urgente, no tengo otro recurso que voltear los ojos a nuestro adorado, noble, sabio, y justo señor, nuestro gobernante, altísima excelencia, […] con la petición más humilde de que el señor tenga piedad y permita a su siervo quedarse en el más gracioso reino de Baviera. Su más humilde siervo,