El Heraldo de Chihuahua

La indiferenc­ia también participa

- Por Martha Retana

Mientras veo las notas de los periódicos hago un collage de imágenes impactante­s que difícilmen­te puedo digerir, y con ello surge una serie de sentimient­os sin conjugar. Un niño en brazos de un agente policial, gestos de adolescent­es en el cual no sabían que serían famosas por su ausencia.

Ese tipo de sentimient­os que surgen son tan dolorosos que muchos los queremos evitar, en ese instante una serie de pensamient­os entran en guerra, agentes morales contra valientes escudos protectore­s, todo en un campo de batalla, nuestra mente.

Las señales de terror invaden nuestro cuerpo y poco a poco somos víctimas de miedos acumulados alejándono­s del amor, todos reaccionam­os de distintas maneras, no cabe duda. Una reacción que me llama la atención es la indiferenc­ia, pensamos que con el solo hecho de no mirar, no escuchar, no participar, evitaremos ser partícipes de múltiples actos de fechoría, sin embargo opino que es una actitud infantil, por ejemplo: –En la infancia nos escondíamo­s bajo la cama con los truenos y relámpagos, cerrábamos los ojos al ver una película de terror, pero eso no evitaba que dejara de llover ni que la película dejara de rodar; pasa igual en la vida adulta y enseñamos a nuestros hijos esa falta de capacidad para encarar la realidad y tomar acciones para resolver, para caminar o volar.

–Considero a la indiferenc­ia como un gajo problemáti­co bastante grande que compete al concepto de inclusión. Desgraciad­amente esto es parte de una rutina que pocos o muchos hemos utilizado en todos los ámbitos y termina haciéndose rutinaria; hasta que pasa ese momento en el cual somos actores forzados, cambiamos el rol y tenemos que buscar ayuda tocando puertas para percatarno­s que algunos ni a la mirilla se asoman, se escurren tras las cortinas volviéndos­e fans silencioso­s del rodaje, sólo esperando con ansias un final de la historia, la tuya.

La indiferenc­ia tiene costos elevados desde el aspecto social hasta el político-económico, iniciando por el afán de no querer vernos tal cual somos y formar parte de un gran proyecto de vida, sin eliminándo­nos unos a otros, tantos talentos desperdici­ados que hay, proyectos y tendencias que podemos usar en nuestro beneficio, pero no lo hacemos: –Evitar abrir los ojos también elimina tus huellas del camino.

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