Un delito grave
Cualquier usuario de Internet puede sufrir acoso sexual, los adultos que ejecutan estas prácticas de ciber-acoso, usufructúan las redes sociales para entrar en contacto con sus potenciales víctimas. Mediante perfiles falsos, así ganan la confianza de niños o niñas que experimentan sus primeros contactos en redes sociales. Por Facebook, por Twitter, por Instagram, por páginas de chats, empiezan a construir una relación ficticia que va adquiriendo mayor intensidad.
Es importante concienciar a los menores sobre el riesgo que entraña compartir en Internet o enviar por móvil imágenes íntimas o comprometidas, ya que puede tener consecuencias no deseadas y dañinas y pueden llegar a difundirse entre los amigos, familiares, profesores, etc. y circular por Internet por mucho tiempo. Este delito está siendo cada vez más recurrente a causa de la masificación de las tecnologías de la información, del mayor acceso de los niños a Internet y la brecha generacional que se produce cuando los niños manejan los computadores mucho mejor que los padres.
Diversas organizaciones sociales proponen reforzar medidas de prevención y concientización, y recomiendan a los adultos estar cerca de los niños para no dejarlos sufrir estos tipos de abusos. Entre los consejos útiles, es importante no difundir información ni imágenes comprometedoras a desconocidos o potenciales “groomers”.