TOMÁS GARCÍA GARCÍA: EL LUCHADOR SOCIAL DEL SANTO NIÑO
Tomás García no sólo fue jugador de beisbol, también incursionó en la lucha agraria, en el sindicalismo petrolero, en diversos movimientos urbanos y se involucró en la política compitiendo para la Presidencia Municipal de Chihuahua y una senaduría. En todos estos campos dejó siempre gratos recuerdos.
Hacia el sur de Chihuahua, aproximadamente a 39 kilómetros, se localiza una pequeña comunidad que alberga a una de las capillas dedicadas a San Judas Tadeo. El pueblo se llama Tomás García y casi todo mundo cuestiona: ¿Y quién fue ese señor?
“Llevo 57 años de lucha buscando de muchas formas la reivindicación de los campesinos. Ahora estoy cansado del partido que ayudé a fundar y por mis críticas fundadas me dan la espalda y me acusan de traidor. No me arrepiento de mi decisión porque lo hago de frente a quienes se solazan con la miseria del agricultor. Yo al partido oficial no vuelvo, reniego de él porque siempre ha engañado a los campesinos”
En 1937 un pelotero de la ciudad de Chihuahua era temido por su formidable repertorio en el picheo. Poseía velocidad y potencia de lanzamiento, dominaba la curva y sabía cambiar el ritmo cuando se requería. Este jugador de nombre Tomás García García se enfundaba en la franela del equipo de la Compañía Mexicana de Petróleo El Águila S.A., empresa británica establecida en México en 1908. Expropiada en 1938 y disuelta en 1963.
Tomás García no sólo fue jugador de beisbol, también incursionó en la lucha agraria, en el sindicalismo petrolero, en diversos movimientos urbanos y se involucró en la política compitiendo para la Presidencia Municipal de Chihuahua y una senaduría. En todos estos campos dejó siempre gratos recuerdos.
Nació en el barrio del Santo Niño en el año de 1915 siendo sus padres doña Micaela García Nava y Tomás García. La pareja procreó además de Tomás, a Francisco, Manuel, Alfonso, Miguel, Eugenio, Ángel, Alberto, Raúl y Rebeca. El futuro líder durante su juventud se formó en medio de grandes turbulencias propias del periodo posrevolucionario y particularmente se indignaba ante el perverso crimen cometido en las personas de Socorro Rivera y compañeros en la Babícora.
La educación formal la llevó en las escuelas Centenario del barrio del Santo Niño y en la de Artes y Oficios, pero fundamentalmente se formó de manera autodidacta porque fue un incansable lector, pasión que le permitió entender y empoderar no sólo la expropiación petrolera cardenista sino el espíritu de un gobierno democrático y se embarcó desde su temprana juventud en una carrera política que incluso le llevó a ser cofundador del Partido Nacional Revolucionario, antecedente del PRI. También se integró a lo que luego se llamó Petróleos Mexicanos (Pemex) como obrero, y pronto llegó a ser uno de los primeros secretarios generales de su sindicato, espacio donde, de aceptar, pudo haber llegado a la presidencia del Comité Ejecutivo
Nacional.
No obstante, su vocación estaba con los campesinos. Y cómo no estarlo, si su padre, don Tomás García fue una persona que toda su vida trabajó en el campo, actividad que le llevó a fundar el ejido Nombre de Dios en los años treinta. De esa forma, Tomás García hijo convivió con campesinos y ejidatarios y supo desde el principio que la Revolución no les hacía justicia.
Fue así como durante mucho tiempo participó en las instituciones priistas como la CNC y la Liga de Comunidades Agrarias, espacios donde se distinguió por ser un crítico a las formas corporativas de estas organizaciones. Sin embargo, su presencia ante miles de campesinos le permitió participar en la experiencia democrática que Carlos Madrazo Becerra, presidente del PRI en 1965, intentó llevar a cabo al interior del partido convocando a una especie de elecciones primarias. Tomás García se involucró en el proceso como precandidato a la Presidencia Municipal de Chihuahua no como relleno, sino convencido de que su partido podría iniciar una sana democratización, pero como se sabe, la iniciativa de Madrazo fracasó y Tomás García empezó a tomar distancia del partido del que fue cofundador.
Con todo, no renunció, y pronto con apoyo de sus compañeros campesinos alcanzó la presidencia de la organización de Ejidos y Colonias de Chihuahua, espacio desde donde realizó muchas gestiones a favor de un sector de los campesinos de Chihuahua y entre otras muchas cosas, luchó a brazo partido para que un grupo de familias se establecieran en lo que hoy es el poblado llamado Tomás García y en Chihuahua fundó la colonia Los Deportistas.
Una vez jubilado de Pemex se dedicó de lleno a la lucha agraria y se agudizaron las contradicciones que desde tiempo sostenía al interior del PRI. Su disidencia temprana y valiente derivó en fuertes cuestionamientos de diversos dirigentes priistas e incluso hubo quien solicitara su expulsión. Frente a ello, Tomás García en una época en la que enfrentarse al hoy desgastado partido era una especie de suicidio político, no se arredró, y renunció en 1982 al instituto político del que fue cofundador. Su respuesta concreta fue desligarse de la Liga de Comunidades Agrarias y fundar una nueva organización respaldada por más de 4,000 campesinos a la que llamo “Nueva Central Campesina”.
La decisión de renuncia fue firme a grado tal que el 15 de febrero de 1982 declaró a los medios de comunicación que lo entrevistaron: “Llevo 57 años de lucha buscando de muchas formas la reivindicación de los campesinos. Ahora estoy cansado del partido que ayudé a fundar y por mis críticas fundadas me dan la espalda y me acusan de traidor. No me arrepiento de mi decisión porque lo hago de frente a quienes se solazan con la miseria del agricultor. Yo al partido oficial no vuelvo, reniego de él porque siempre ha engañado a los campesinos”. Con esta claridad y valentía enfrentó al partido tricolor.
Ahora bien, Tomás García no fue un hombre de izquierda como sostienen algunos; tampoco fue un reaccionario de derecha como afirman otros. Fue una personalidad que luchó a su manera por los hombres del campo de Chihuahua enarbolando la bandera campesina. Fue un idealista que entregó mucho de su vida a la consecución de un México más democrático a grado tal que todavía en los albores de su carrera política compitió por una senaduría bajo las siglas del Partido Socialista de los Trabajadores.
Muchos recuerdan las reuniones con Tomás García bajo una frondosa mora en su casa de la calle Sor Juana Inés y 25, lugar donde el viejo líder comentaba: “Miren, en la vida hay que liberarse de los vicios, la cárcel, la rutina y a cierta edad de la política. Cultiven el tesoro de la amistad y no le den tanta importancia al dinero ni a la muerte”. Hoy quienes gozaron de estas charlas señalan: “…con el tiempo nos dimos cuenta que el incansable pelotero y luchador social había perfeccionado sus lanzamientos y nos lanzaba rectas, muy directas”. Tomás García García murió en 1997 rodeado de su esposa, dona Cleotilde Ramírez Morales, y de sus hijos: Tomás Rosalío, Javier y Amelia.