SEGURIDAD PÚBLICA
Todo en este tema es complicado, nadie tiene una respuesta que medianamente genere consensos.
Lo único cierto es que no hay un plan para que las policías se encarguen de la seguridad pública, no hay un plan para que el ejército regrese a los cuarteles, el nuevo sistema de derecho penal, teóricamente es un buen modelo, pero su instrumentación a la fecha tiene pocos logros, policías sin preparación, sin capacidades técnicas para investigar, ministerios públicos que no son capaces de armar un caso, prisiones con autogobierno, en fin, no se ve luz al final del túnel.
Ya sabemos que no, sólo dejó y sigue dejando al país como un territorio que sin estar en una guerra civil, causa más muertes que si la hubiera, deja miles de desaparecidos, de viudas, huérfanos, las cárceles llenas de culpables e inocentes, de víctimas de violación a los Derechos Kumanos y muchos daños colaterales más.
¿Negociación con el crimen organizado? Pues parece que en el pasado fue una política que tuvo dentro de ciertos límites y bajo control al crimen organizado, pero que cuando el PRI, en el 2000, perdió el poder federal, también el gobierno perdió la capacidad de negociar centralmente con los grandes jefes de la delincuencia. ¿Perdón y olvido o perdón y no olvido? Pues los que proponen ese camino aún no logran explicar cómo, a quién, cuándo y todo lo que implica esa alternativa.
Hace unas semanas se iniciaron los foros sobre seguridad pública en Ciudad Juárez, la tónica en este foro y los que se celebraron en fechas posteriores ha sido el reclamo, de las víctimas colaterales de la inseguridad, de reclamar justicia.
Después del foro de Juárez, las notas periodísticas sobre el tema han ido perdiendo espacio.
Andrés Manuel, tiene la agenda saturada, una y mil cosas reclaman su atención, parecía que el tema de la inseguridad había pasado a esperar su turno, pero en un par de reuniones, por demás importantes, pues se trataba de reunirse con el general secretario de la Defensa Nacional y con el almirante secretario de la Marina, para recibir información en persona y sin testigos, sobre los posibles generales y almirantes que tienen méritos para ser considerados como posibles secretarios, trajo de nuevo a los medios el tema de la seguridad.
Después de años de sostener, que cuando él go-
bernara, el ejército, conforme lo señala la constitución, regresaría a los cuarteles, al terminar las reuniones con los secretarios de Defensa y Marina, en entrevista banquetera, dijo: “Las condiciones actuales no permiten el regreso de las fuerzas armadas a los cuarteles, pues el gobierno no puede garantizar la seguridad de los mexicanos solamente con las fuerzas policiacas”.
¿Entonces? ¿Cuál es el camino? ¿Cómo recuperar la paz perdida hace cuando menos doce años?; parece que nadie lo sabe, o mejor dicho nadie lo sabemos, estamos ante un nudo gordiano, todo mundo opina y la cuadratura del círculo de la inseguridad, permanece sin ser encontrada.
Lo único cierto es que no hay un plan para que las policías se encarguen de la seguridad pública, no hay un plan para que el ejército regrese a los cuarteles, el nuevo sistema de derecho penal, teóricamente es un buen modelo, pero su instrumentación a la fecha tiene pocos logros, policías sin preparación, sin capacidades técnicas para investigar, ministerios públicos que no son capaces de armar un caso, prisiones con autogobierno, en fin, no se ve luz al final del túnel.
Así pues, el ejército y la marina seguirán encargándose de velar por la seguridad pública, aun cuando la norma constitucional destina esa tarea a las policías y en violación permanente a la constitución el ejército y la marina seguirán ocupándose de combatir a la delincuencia, con los resultados ya conocidos.
¿Cuándo las policías municipales, estatales y federales tendrán los recursos materiales
suficientes, la preparación necesaria, salarios suficientes, capacidad investigativa y todo lo necesario para funcionar con eficiencia y eficacia? Parece que no, a corto y mediano plazo, la misma pregunta y la misma respuesta, es aplicable a los ministerios públicos, a las fiscalías y al Poder Judicial.
Con el posicionamiento del presidente electo sobre el tema y con las recientes declaraciones de Alfonso Durazo, propuesto como próximo secretario de Seguridad Pública, que nos dijo que posiblemente al terminar el sexenio, o sea para el 2024, el ejército estará en los cuarteles, el panorama no es halagüeño.
Para complicar el panorama, la ley de seguridad interior, ahí está, legaliza la intervención del ejército, antes ilegal, en la lucha contra la delincuencia.
¿La usará el próximo presidente?, él ha dicho que no, esperemos que así sea, pero no tendremos mecanismos institucionales para impedirlo.
Posiblemente la gran mayoría de los mexicanos no queremos que las fuerzas armadas realizen tareas policiacas, pero tampoco queremos que la inseguridad nos haga la vida imposible, aun cuando en muchos lugares del país ya sucede eso.
Que bien que AMLO no planteó someter a consulta ese tema, así como el tema de la seguridad pública, es un tema de especialistas, también el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad México lo es.
¿Por qué en el NAICM se consulta? ¿Por qué en el regreso de las fuerzas armadas a los cuarteles no?