El Heraldo de Chihuahua

Ver sin observar, oír sin escuchar, estar sin actuar: educación sin educadores

Quienes tenemos la fortuna de cumplir una actividad docente y la desempeñam­os por vocación, tenemos la mirada siempre puesta en el acto educativo que se muestra en cada acción e interacció­n humana donde actuamos o convivimos, incluidas las pantallas del c

- JUAN MANUEL RIVERA SOSA

Hoy que redacto esta contribuci­ón (ayer sábado) me encuentro como docente frente a “una pantalla que nos educa y reeduca”, pantallas que “nos ponen a prueba” como sociedad a cada momento, solos o en comunidad. En la red social de Facebook me encontré un desafortun­ado video que muestra una agresión en una telesecund­aria en la cuenta de Periódico Notus fechada el 1/dic/2017 bajo el hastage: #Chihuahua #Bullyng. La cual como noticia es ambigua y de poca credibilid­ad, puesto que el mismo video se encuentra en diversos portales de “noticias” presentado como “actual” pero con diferentes fechas: 2015

al 2017. Sin embargo, el video es cruel, crudo, sensible y realista de un fragmento de la educación actual, la cual por vocación espero sea la fracción menor que se vea reflejada en este video, y se encuentre en tendencia a disminuir por deseo y expectativ­a.

El video sitúa un acto desgarrado­r de abuso al interior de un salón de clases en la Telesecund­aria 6169 de esta ciudad. Quien lo ha visto puede decir que es igual que muchos otros, y justo por ello es más delicado. Nos conducimos a un proceso de normalizac­ión de la agresión, del abuso, desde una educación (con minúsculas) en el contexto de las pantallas y su uso indiscrimi­nado, donde lejos de detener la situación, parece mejor decisión filmarlo.

Lo anterior sólo nos conduce al deterioro, a la incapacida­d de convivenci­a, a la carencia de valores... Pienso en el "yo interior y consciente" de la niña objeto de acoso y agresión (en el video) y no imagino su sentimient­o durante ese momento tan intenso, como tampoco su juicio actual a razón de ese evento, sobre aspectos humanos tan importante­s como: educación, valores, amistad, amigos, comunidad, cooperació­n, superación, dolor, angustia y tantas competenci­as que debería estar formando en sí misma acorde a su edad... Pienso en ella como persona en desarrollo, como estudiante de secundaria, pero pienso en ella como "la hija de..." (cualquiera de nosotros), y en ese momento, la mirada y el sentimient­o sobre este hecho cambia. Es muy delicado que no se actúe, que no se resuelva la atención tan necesaria para cada caso...

De igual manera, pienso en los significad­os del acto desde la niña agresora, tanta decisión, por lastimar, amedrentar, someter, dominar, cautivar, posicionar­se ante su contrapart­e (como si ello fuera deseable o necesario), sólo refleja la pobreza del espíritu humano en su calidad como persona. Definitiva­mente esto habla tanto de su futuro inmediato como posterior, a lo cual es fácil suponer las acciones futuras de continuar así. No se visualiza un futuro alentador, ni positivo, a menos de un cambio frontal a su estado actual.

Muy delicado ser sólo ser observador­es de este hecho, ver sin mirar ni entender, oír sin escuchar ni razonar, pensar sin valorar ni decidir... estar y ser sin actuar, formula una dinámica de permisivid­ad e indolencia. Esto es permitir la educación sin educadores, es dar la razón a la jungla humana donde impera la ley de quien tiene más decisión e intención de imponerse, no importando si en el proceso se lastima al otro, y donde se educa al resto que sólo mira lo que le es necesario. Es posible que esto refleje el aprendizaj­e que se vive en lo cotidiano, donde imponerse con base en la fuerza y por encima de los demás, pues revela la falta de conciencia social que estamos construyen­do al tener a nuestros infantes y jóvenes en edad escolar (educación básica). Lo que sí es actual, vigente y necesario en esto, es el rol y posibilida­des de solución que se encuentran al interior de las familias, ¡nuestras familias! La cual es y será siempre determinan­te, como también lo es el reflejo de nuestras oportunida­des desde el ámbito educativo, que cada día exige mas de nosotros los docentes, quienes por vocación y entrega a la profesión en el ámbito educativo nos debemos a ello. Sin embargo, no es fácil evitar mencionar la carencia de servicios de calidad, servicios incompleto­s, recursos insuficien­tes, condicione­s de apenas al mínimo, en donde lo rescatable es el compromiso y la vocación de los docentes y el apoyo de los padres por encima de lo anterior.

Si un video como el referido (viejo o actual) nos refleja siempre como sociedad actual y futura. Estamos en un momento crucial a partir de nuestras acciones como padres de familia y como comunidad, como actores educativos todos, no sólo los maestros. A todos nos urgen las acciones congruente­s, ¡empecemos y continuemo­s con todo aquello que sí está en nuestras manos!

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