Ver sin observar, oír sin escuchar, estar sin actuar: educación sin educadores
Quienes tenemos la fortuna de cumplir una actividad docente y la desempeñamos por vocación, tenemos la mirada siempre puesta en el acto educativo que se muestra en cada acción e interacción humana donde actuamos o convivimos, incluidas las pantallas del c
Hoy que redacto esta contribución (ayer sábado) me encuentro como docente frente a “una pantalla que nos educa y reeduca”, pantallas que “nos ponen a prueba” como sociedad a cada momento, solos o en comunidad. En la red social de Facebook me encontré un desafortunado video que muestra una agresión en una telesecundaria en la cuenta de Periódico Notus fechada el 1/dic/2017 bajo el hastage: #Chihuahua #Bullyng. La cual como noticia es ambigua y de poca credibilidad, puesto que el mismo video se encuentra en diversos portales de “noticias” presentado como “actual” pero con diferentes fechas: 2015
al 2017. Sin embargo, el video es cruel, crudo, sensible y realista de un fragmento de la educación actual, la cual por vocación espero sea la fracción menor que se vea reflejada en este video, y se encuentre en tendencia a disminuir por deseo y expectativa.
El video sitúa un acto desgarrador de abuso al interior de un salón de clases en la Telesecundaria 6169 de esta ciudad. Quien lo ha visto puede decir que es igual que muchos otros, y justo por ello es más delicado. Nos conducimos a un proceso de normalización de la agresión, del abuso, desde una educación (con minúsculas) en el contexto de las pantallas y su uso indiscriminado, donde lejos de detener la situación, parece mejor decisión filmarlo.
Lo anterior sólo nos conduce al deterioro, a la incapacidad de convivencia, a la carencia de valores... Pienso en el "yo interior y consciente" de la niña objeto de acoso y agresión (en el video) y no imagino su sentimiento durante ese momento tan intenso, como tampoco su juicio actual a razón de ese evento, sobre aspectos humanos tan importantes como: educación, valores, amistad, amigos, comunidad, cooperación, superación, dolor, angustia y tantas competencias que debería estar formando en sí misma acorde a su edad... Pienso en ella como persona en desarrollo, como estudiante de secundaria, pero pienso en ella como "la hija de..." (cualquiera de nosotros), y en ese momento, la mirada y el sentimiento sobre este hecho cambia. Es muy delicado que no se actúe, que no se resuelva la atención tan necesaria para cada caso...
De igual manera, pienso en los significados del acto desde la niña agresora, tanta decisión, por lastimar, amedrentar, someter, dominar, cautivar, posicionarse ante su contraparte (como si ello fuera deseable o necesario), sólo refleja la pobreza del espíritu humano en su calidad como persona. Definitivamente esto habla tanto de su futuro inmediato como posterior, a lo cual es fácil suponer las acciones futuras de continuar así. No se visualiza un futuro alentador, ni positivo, a menos de un cambio frontal a su estado actual.
Muy delicado ser sólo ser observadores de este hecho, ver sin mirar ni entender, oír sin escuchar ni razonar, pensar sin valorar ni decidir... estar y ser sin actuar, formula una dinámica de permisividad e indolencia. Esto es permitir la educación sin educadores, es dar la razón a la jungla humana donde impera la ley de quien tiene más decisión e intención de imponerse, no importando si en el proceso se lastima al otro, y donde se educa al resto que sólo mira lo que le es necesario. Es posible que esto refleje el aprendizaje que se vive en lo cotidiano, donde imponerse con base en la fuerza y por encima de los demás, pues revela la falta de conciencia social que estamos construyendo al tener a nuestros infantes y jóvenes en edad escolar (educación básica). Lo que sí es actual, vigente y necesario en esto, es el rol y posibilidades de solución que se encuentran al interior de las familias, ¡nuestras familias! La cual es y será siempre determinante, como también lo es el reflejo de nuestras oportunidades desde el ámbito educativo, que cada día exige mas de nosotros los docentes, quienes por vocación y entrega a la profesión en el ámbito educativo nos debemos a ello. Sin embargo, no es fácil evitar mencionar la carencia de servicios de calidad, servicios incompletos, recursos insuficientes, condiciones de apenas al mínimo, en donde lo rescatable es el compromiso y la vocación de los docentes y el apoyo de los padres por encima de lo anterior.
Si un video como el referido (viejo o actual) nos refleja siempre como sociedad actual y futura. Estamos en un momento crucial a partir de nuestras acciones como padres de familia y como comunidad, como actores educativos todos, no sólo los maestros. A todos nos urgen las acciones congruentes, ¡empecemos y continuemos con todo aquello que sí está en nuestras manos!