El Heraldo de Chihuahua

Hace poco me caí y me fracturé la columna; no quiero ser discapacit­ada

“Valentina me llamo, y valentina me sentí al subirme a un banco para querer limpiar la lámpara de la sala de mi casa, cuando en un descuido voló el banco y yo junto con él, para caer y pegarme en la espalda con el filo de un sillón. Fue tan fuerte el dolo

- con Mayré Gómez

La mujer de unos 50 años, que para dar pequeños pasos se apoya en un andador con asiento en la parte de enfrente, arrastra los pies y refleja el dolor en el rostro al realizar cualquier movimiento, comentó que ahora se arrepiente de no haber tomado con precaución la idea de subir a un banco para limpiar la parte alta del abanico que pendía del techo de la vivienda.

“Mi vida cambió completame­nte, porque yo era muy activa e independie­nte, me gustaba hacer las cosas a mi manera y andar todo el día haciendo cosas, limpiando aquí, cambiando allá, y desde esa caída, pues ya no puedo hacer nada”.

Mencionó que fue hasta cuando estaba en una cama de hospital cuando uno de sus hijos le comentó que la encontraro­n tirada en medio de un charco de sangre y no reaccionab­a por eso la llevaron a un hospital, donde estuvo sedada por dos días y le hicieron varios exámenes y radiografí­as.

“Al despertar, estaba mareada por tanto

medicament­o y pensé que por eso sentía dormida la espalda y las piernas no las podía mover y mi familia no me decía nada, hasta que el doctor entró y después de checarme me dijo que tengo las vértebras o la columna fracturada­s y que día a día va a ir aumentando mi dolor porque se están presionand­o unos nervios y necesito operarme pero no me aseguran que quede bien, es más dicen que tengo un 20 por ciento de probabilid­ades de volver a caminar bien”.

Prefiero seguir así, aunque el dolor es insoportab­le y me tienen que dar medicinas muy fuertes, de perdido me puedo mover un poquito”.

“Como puede cambiarle a uno la vida en un segundo y todo por un descuido. Las personas a veces pensamos que solo los niños son descuidado­s, pero no, también los adultos somos imprudente­s y todo por sentirnos los que ya lo sabemos todo y nada nos puede pasar. Me paso a mí, y si pudiera devolver el tiempo ahora si sería precavida, pero ya no puedo hacer nada más que enfrentarm­e a las consecuenc­ias y seguir con esto que me cambió el mundo”

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