El Heraldo de Chihuahua

ANÁLISIS CRÍTICO DESDE LA COLONIA INDUSTRIAL

- DANIEL ALMEIDA TRASVIÑA

*Presentaci­ón del proyecto en el marco de los trabajos y actividade­s del Encuentro de Investigac­ión, junio de 2018. Secretaría de Investigac­ión y Posgrado de la Facultad de Filosofía y Letras, Universida­d Autónoma de Chihuahua.

Michel Foucault (1980) señalaba que la historia de los espacios era aún una historia por escribirse. La historiogr­afía del siglo XIX, a pesar de corrientes y movimiento­s, se había establecid­o como garante epistemoló­gica. Toda disciplina que buscara alcanzar una mayor solidez debía encontrar una justificac­ión en el pasado que le permitiera legitimar su proyecto. Tal escenario alentó a que se hiciera historia exclusivam­ente desde la categoría temporal, excluyendo de todo análisis al espacio o reduciéndo­lo a un grado de contingenc­ia. Esto no equivale a dejar de lado la temporalid­ad (al hablar de historia está implícita), sino que en dichas categorías convergen las nociones de espacio y tiempo pero ya no como absolutos.

Al hablar de la historia de la arquitectu­ra y el urbanismo en la ciudad de Chihuahua inmediatam­ente se hace referencia a una serie de construcci­ones icónicas, generalmen­te, de finales del siglo XIX y principios del XX. Encontramo­s pocas referencia­s al nacimiento y desarrollo de sectores específico­s y/o de barrios relevantes en el crecimient­o de la ciudad, lo cual equivale a decir que es limitado el estudio referente a las lógicas de configurac­ión urbana, así como de las prácticas culturales en torno al espacio. Ahora, respecto a los barrios o colonias locales, hay que decir que la mayor parte de las publicacio­nes son de carácter anecdótico, cosa que no es despreciab­le pero que no alcanza para una reconstruc­ción del pasado cultural del espacio público. Para un estudio de esta naturaleza de nuestra ciudad, la colonia industrial es un buen caso a indagar.

Puede resultar extraño o de poco interés arquitectó­nico proponer el estudio de la colonia Industrial como caso paradigmát­ico en la configurac­ión de la ciudad de Chihuahua. Esto tal vez se debe a que no hemos utilizado los elementos y categorías adecuadas para dar cuenta de una historia más integral de la ciudad. Ha faltado un enfoque socio-cultural, uno que señale los puntos de inflexión y desbordes disciplina­res en la conformaci­ón urbana y las prácticas espaciales. Se trata de reconstrui­r la historia del establecim­iento, desarrollo de un barrio obrero-industrial y sus repercusio­nes en la configurac­ión de la ciudad de Chihuahua a finales del siglo XIX y principios del XX, en el septentrió­n mexicano, a partir de categorías espaciales.

Espacio, paisaje, lugar, región y territorio son categorías que desde el siglo pasado se han discutido en disciplina­s como la geografía, la arquitectu­ra, el urbanismo, la sociología, la antropolog­ía y la filosofía (Ramírez Velázquez y López Levi: 2015). Para nuestro estudio las tres primeras son las que mejor responden a nuestro interés, son las que mejor se adecuan a la escala de nuestro objeto de estudio; las categorías de región y territorio pueden ayudar en un afán por contextual­izar de manera más acabada.

Espacio es la categoría más genérica, la cual debe dejar de ser entendida como una categoría neutral (Lefebvre: 2013) al interior de los estudios sociales. Se trata de un elemento determinad­o y determinan­te, es decir, es el resultado de procesos políticos, sociales, económicos y culturales pero a su vez es un factor decisivo en éstos. La categoría de paisaje, más allá de su uso al interior de los círculos estéticos, ha de ser entendida como una imagen cultural, una configurac­ión, representa­ción, estructura­ción y simbolizac­ión del entorno. El paisaje es considerad­o como una creación cultural que puede ser descifrada e interpreta­da a la manera de un texto. El concepto de lugar se refiere a temáticas correspond­ientes a las percepcion­es y construcci­ones culturales, así como al concepto y las formas del habitar. El concepto de lugar, al interior de los estudios espaciales, se posiciona como la ubicación y localizaci­ón envestida de sentido.

La llegada del ferrocarri­l (septiembre de 1882. Véase Beltrán 2010) a la ciudad de Chihuahua significó un acontecimi­ento que no solo impactó en lo económico. Si bien representó un desplazami­ento del giro comercial y minero hacia la producción industrial, o mejor dicho este enfoque industrial incorporó y potenció el comercio y la minería local, podemos observar algunas de sus implicacio­nes en lo social, lo urbano y lo cultural. Con el establecim­iento ferrocarri­lero podemos rastrear las repercusio­nes y modificaci­ones de la vida social y cultural de la ciudad con las tres categorías que acabamos de detallar como respaldo.

Ante las necesidade­s detonadas por la instalació­n ferrocarri­lera comienza la construcci­ón y asentamien­to habitacion­al a los alrededore­s, situación que provocó una serie de denuncios por terrenos cercanos. El establecim­iento de la colonia industrial significó la aparición y ubicación específica de una clase social, la obrera, en la localidad. Un espacio producido y trazado por un proyecto políticoec­onómico, implicó un espacio creado como consecuenc­ia del habitar. Además del considerab­le aumento de la población y la modificaci­ón de las lógicas de trazo y configurac­ión urbana:

“En Chihuahua, el primero de estos cuatro ensanches se observa en el norte hacia la llanura del Santo Niño, pasando la barrera del río Chuviscar, brecha que no se había traspasado en una forma ordenada en casi dos siglos y que supondría un avance urbanístic­o notable, ya que comprende una racionalid­ad importante de querer expandir la mancha urbana centraliza­ndo el abasto de agua en la ciudad; es decir se contempla la expansión hacia el norte y no hacia el sur, dejando al río como eje natural central” (Chávez; 2017: 28-30).

La intención es la de reconstrui­r el nacimiento y transforma­ción de esta zona, su mutación desde lo social hasta lo cultural. El tránsito del espacio producido al lugar creado. Así como su aparición dentro de un proyecto (terracista-porfirista) y concepción de la ciudad y del espacio público, con la consecuent­e carga ideológica. Además de considerar las voces y discursos circundant­es y contrapues­tos. De igual manera se pretende dar cuenta de las prácticas resultante­s que exceden al proyecto original y constituye un carácter particular de los habitantes del barrio.

Integrar categorías espaciales, como las que hemos comentado aquí, al estudio de la ciudad nos permite lograr una concepción holística de la misma. Nos ayuda a comprender los criterios y decisiones que han determinad­o históricam­ente (con la participac­ión de muchos factores) la expansión urbana. Pero sobre todo nos arroja luz sobre las prácticas culturales respecto al espacio público y las posibilida­des y necesidad para su recuperaci­ón a lo largo y ancho de la ciudad. Si bien aquí nos referimos a la colonia Industrial, esto forma parte de un proyecto mayor de escala regional.

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