ANÁLISIS CRÍTICO DESDE LA COLONIA INDUSTRIAL
*Presentación del proyecto en el marco de los trabajos y actividades del Encuentro de Investigación, junio de 2018. Secretaría de Investigación y Posgrado de la Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Autónoma de Chihuahua.
Michel Foucault (1980) señalaba que la historia de los espacios era aún una historia por escribirse. La historiografía del siglo XIX, a pesar de corrientes y movimientos, se había establecido como garante epistemológica. Toda disciplina que buscara alcanzar una mayor solidez debía encontrar una justificación en el pasado que le permitiera legitimar su proyecto. Tal escenario alentó a que se hiciera historia exclusivamente desde la categoría temporal, excluyendo de todo análisis al espacio o reduciéndolo a un grado de contingencia. Esto no equivale a dejar de lado la temporalidad (al hablar de historia está implícita), sino que en dichas categorías convergen las nociones de espacio y tiempo pero ya no como absolutos.
Al hablar de la historia de la arquitectura y el urbanismo en la ciudad de Chihuahua inmediatamente se hace referencia a una serie de construcciones icónicas, generalmente, de finales del siglo XIX y principios del XX. Encontramos pocas referencias al nacimiento y desarrollo de sectores específicos y/o de barrios relevantes en el crecimiento de la ciudad, lo cual equivale a decir que es limitado el estudio referente a las lógicas de configuración urbana, así como de las prácticas culturales en torno al espacio. Ahora, respecto a los barrios o colonias locales, hay que decir que la mayor parte de las publicaciones son de carácter anecdótico, cosa que no es despreciable pero que no alcanza para una reconstrucción del pasado cultural del espacio público. Para un estudio de esta naturaleza de nuestra ciudad, la colonia industrial es un buen caso a indagar.
Puede resultar extraño o de poco interés arquitectónico proponer el estudio de la colonia Industrial como caso paradigmático en la configuración de la ciudad de Chihuahua. Esto tal vez se debe a que no hemos utilizado los elementos y categorías adecuadas para dar cuenta de una historia más integral de la ciudad. Ha faltado un enfoque socio-cultural, uno que señale los puntos de inflexión y desbordes disciplinares en la conformación urbana y las prácticas espaciales. Se trata de reconstruir la historia del establecimiento, desarrollo de un barrio obrero-industrial y sus repercusiones en la configuración de la ciudad de Chihuahua a finales del siglo XIX y principios del XX, en el septentrión mexicano, a partir de categorías espaciales.
Espacio, paisaje, lugar, región y territorio son categorías que desde el siglo pasado se han discutido en disciplinas como la geografía, la arquitectura, el urbanismo, la sociología, la antropología y la filosofía (Ramírez Velázquez y López Levi: 2015). Para nuestro estudio las tres primeras son las que mejor responden a nuestro interés, son las que mejor se adecuan a la escala de nuestro objeto de estudio; las categorías de región y territorio pueden ayudar en un afán por contextualizar de manera más acabada.
Espacio es la categoría más genérica, la cual debe dejar de ser entendida como una categoría neutral (Lefebvre: 2013) al interior de los estudios sociales. Se trata de un elemento determinado y determinante, es decir, es el resultado de procesos políticos, sociales, económicos y culturales pero a su vez es un factor decisivo en éstos. La categoría de paisaje, más allá de su uso al interior de los círculos estéticos, ha de ser entendida como una imagen cultural, una configuración, representación, estructuración y simbolización del entorno. El paisaje es considerado como una creación cultural que puede ser descifrada e interpretada a la manera de un texto. El concepto de lugar se refiere a temáticas correspondientes a las percepciones y construcciones culturales, así como al concepto y las formas del habitar. El concepto de lugar, al interior de los estudios espaciales, se posiciona como la ubicación y localización envestida de sentido.
La llegada del ferrocarril (septiembre de 1882. Véase Beltrán 2010) a la ciudad de Chihuahua significó un acontecimiento que no solo impactó en lo económico. Si bien representó un desplazamiento del giro comercial y minero hacia la producción industrial, o mejor dicho este enfoque industrial incorporó y potenció el comercio y la minería local, podemos observar algunas de sus implicaciones en lo social, lo urbano y lo cultural. Con el establecimiento ferrocarrilero podemos rastrear las repercusiones y modificaciones de la vida social y cultural de la ciudad con las tres categorías que acabamos de detallar como respaldo.
Ante las necesidades detonadas por la instalación ferrocarrilera comienza la construcción y asentamiento habitacional a los alrededores, situación que provocó una serie de denuncios por terrenos cercanos. El establecimiento de la colonia industrial significó la aparición y ubicación específica de una clase social, la obrera, en la localidad. Un espacio producido y trazado por un proyecto políticoeconómico, implicó un espacio creado como consecuencia del habitar. Además del considerable aumento de la población y la modificación de las lógicas de trazo y configuración urbana:
“En Chihuahua, el primero de estos cuatro ensanches se observa en el norte hacia la llanura del Santo Niño, pasando la barrera del río Chuviscar, brecha que no se había traspasado en una forma ordenada en casi dos siglos y que supondría un avance urbanístico notable, ya que comprende una racionalidad importante de querer expandir la mancha urbana centralizando el abasto de agua en la ciudad; es decir se contempla la expansión hacia el norte y no hacia el sur, dejando al río como eje natural central” (Chávez; 2017: 28-30).
La intención es la de reconstruir el nacimiento y transformación de esta zona, su mutación desde lo social hasta lo cultural. El tránsito del espacio producido al lugar creado. Así como su aparición dentro de un proyecto (terracista-porfirista) y concepción de la ciudad y del espacio público, con la consecuente carga ideológica. Además de considerar las voces y discursos circundantes y contrapuestos. De igual manera se pretende dar cuenta de las prácticas resultantes que exceden al proyecto original y constituye un carácter particular de los habitantes del barrio.
Integrar categorías espaciales, como las que hemos comentado aquí, al estudio de la ciudad nos permite lograr una concepción holística de la misma. Nos ayuda a comprender los criterios y decisiones que han determinado históricamente (con la participación de muchos factores) la expansión urbana. Pero sobre todo nos arroja luz sobre las prácticas culturales respecto al espacio público y las posibilidades y necesidad para su recuperación a lo largo y ancho de la ciudad. Si bien aquí nos referimos a la colonia Industrial, esto forma parte de un proyecto mayor de escala regional.