Festejando nuestra Independencia
Frecuentemente escuchamos que México es un país libre y soberano. Sin embargo, históricamente vemos que esta verdad sólo existe en las palabras y discursos de los políticos y que contrastan con la realidad del pueblo.
La entrada triunfal del Ejército Trigarante a la Ciudad de México en 1821 que abrió la posibilidad de un nuevo régimen democrático renovando nuestra historia ha sido vilmente traicionada al intercambiar nuestra independencia alcanzada con mucha sangre por proyectos económicos impuestos desde las más altas esferas internacionales.
Vale recordar pasajes interesantes de nuestra historia como el de 1810, cuando doña Josefa Ortiz de Domínguez, don Miguel Hidalgo y Costilla, José María Morelos, Aldama y Allende se levantaron en armas junto con el pueblo mexicano por insurrección a la corona española dando inicio un proceso que nos llevaría a la Independencia de nuestro país del imperio español con la esperanza de ser una nación libre y soberana.
Cada año festejamos con música, trompetas, fuegos artificiales, colores patrios y gritos de “Viva México” nuestra Independencia, pero también la Independencia es un pensamiento que vincula al ser humano con su patria, el sentimiento, los valores la cultura y el reconocimiento de su historia y no es necesario un gobierno para su manifestación, por eso está permanente en los mexicanos el honrar a sus héroes con valores patrios.
Sin embargo, hay inconformidades en muchos temas en nuestro país, se ha privilegiado el interés económico y el interés político por sobre el interés social, hay un incremento en la pobreza que cada día hace más grande la brecha entre ricos y pobres, hospitales sin medicinas, gente que sufre enfermedades que se pueden curar con poco dinero pero no lo tienen, procedimientos de gran dificultad para quienes merecen alcanzar una pensión digna, el derecho a una vivienda, el derecho a la seguridad pública, el derecho al trabajo, y a vivir dignamente mientras nos explota en la cara los dispendios de quienes ejercen el poder hasta en la celebración de nuestra Independencia. La justicia es la asignatura pendiente para las mayorías. Ojalá que nuestros pueblos sigan luchando y aprendan a organizarse para enfrentar tantos problemas y salir adelante juntamente con sus gobiernos, sin sus gobiernos o a pesar de sus gobiernos. Desde esta perspectiva es donde los mexicanos debemos hacer una reflexión sobre nuestra historia nacional, considerando que este ligero proceso “democrático” por el que hoy atravesamos es tan sólo un cambio contextual comparado con el ideal del pueblo mexicano de 1810 que con su lucha, su sangre y su vida se empeñó en la libertad y la democratización.