Las palabras del presidente: lo que merecía Peña Nieto
Viene muy a propósito el discurso constante del presidente de México, acerca de la corrupción, con la fecha que se conmemora este 9 de diciembre. Se trata del Día Internacional de la Lucha contra la Corrupción, que está en el calendario de las efemérides con el objeto de que no pase desapercibido este hecho que denigra a la humanidad.
La ONU estableció este día con distintos signos, uno de ellos es para que se avergüence a los pillos que pululan por el mundo, haciendo transas y más transas. Se comenta que en su discurso de toma de posesión, el señor López Obrador se fue grande censurando la obra del expresidente Peña, el que se encontraba en el recinto y al que le cayeron todas las piedras de reproche del nuevo mandatario. Y hay quienes se conduelen de Peña Nieto, como si mereciera algún consuelo para sus balandronadas este político, que ha sido uno de los presidentes más ladrones de los últimos años. Precisamente la ocasión ameritaba que AMLO hablara muy claro, para saber nosotros lo que piensa quien va a dirigir el futuro de México los próximos seis años. Que ya lo sabíamos, pero el momento ameritaba una formalización de sus intenciones; y aunque las palabras se las lleva el viento, pues se trata de que haya constancia de lo que dice el presidente para posteriores aclaraciones y acusaciones, etc.
La corrupción en nuestro país viene desde la Colonia, siempre se subraya eso, pero esta sigue latiendo en el alma de los políticos como un lema oculto, y hay que derribarla con el hacha de la justicia. Mencionó López muchas de las manchas del sexenio, que a todos nos consta que existieron y que nos siguen haciendo daño. Los efectos del gasolinazo, de la deficiente educación con su inútil reforma educativa, el saqueo de las arcas públicas, etc. Qué mal se hubiera visto el presidente al hacer caso omiso de la realidad nacional, sólo por no incomodar al ladrón que estaba a su lado. Muchos en el lugar de Peña, mejor no hubieran asistido a ese acto de la vida republicana del país; no se trataba de una reunión de aduladores y farsantes, aunque muchos de los presentes sí lo eran.
López Obrador es la esperanza de millones de mexicanos, y en ese sentido, todo lo que diga debe ser acorde con la verdad. Y si vamos al tema de la corrupción desbordante del sexenio pasado, de lo que se trata es de hacer justicia, no de caer en actos vengativos. Como dice el viejo concepto, que está inscrito en el derecho romano: JUSTICIA es dar a cada quien lo que se merece.
Es lo mismo que significa el karma: lo que se siembra se recoge. Habrá que esperar el desarrollo de este sexenio, del que esperamos mucho. Las obras definen a un político, son las partes medulares de la historia. El pueblo de México espera obras, más que palabras de López Obrador; para eso votamos por él. Purificar la vida pública de México, es deseo del tabasqueño, como una forma de engendrar una cultura que valore el comportamiento ético, igual que lo ha manifestado la ONU, al referirse al Día Internacional Contra la Corrupción.
La verdadera justicia, no es venganza. No hacer justicia, es alimentar la corrupción.