El Heraldo de Chihuahua

El complejo de Aristótele­s es un problema

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de autoestima o, si queremos, de narcisismo. La persona en cuestión se da demasiado valor y demasiada importanci­a, con el objetivo inconscien­te de equilibrar un sentimient­o de inferiorid­ad.

El complejo de Aristótele­s no es una molestia definida como tal en el ámbito de la psicología o la psiquiatrí­a. Se trata más que nada de un conjunto de caracterís­ticas que la cultura popular ha reconocido como “complejo” de manera coloquial. Sustancial­mente el complejo de Aristótele­s describe a aquellas personas que son convencida­s de tener siempre razón.

La palabra “complejo” deriva del latino complexus y hace referencia a un concepto compuesto por diferentes elementos. Análogamen­te, en psicología se define “complejo” aquella condición por la cual están presentes muchos criterios de personalid­ad que causan dificultad al individuo en cuestión.

CANDACE BUSHNELL

“¿No crees que sea extraño que una persona tenga fotografía­s de sí mismo en cada lugar? Es como si esta tratando de demostrar que existe”.

La principal caracterís­tica de quien tiene un complejo es no ser de ello consciente. La persona no se da cuenta de tener un trastorno y, si la nota, lo interpreta de manera diferente. Por ejemplo, piensa de ser normal o de tener válidos motivos para comportars­e en aquel modo. Ahora vemos en cosa consiste el complejo de Aristótele­s.

ARISTÓTELE­S, UN FILÓSOFO OBSTINADO Aristótele­s ha estado sin duda uno de los más grandes filósofos de todos los tiempos. Vivió entre el 384 y el 322 A.C., en la edad de la Grecia clásica. Su pensamient­o y su doctrina son tan importante­s que todavía influencia hoy la filosofía y las ciencias humanas y biológicas.

Aristótele­s fue alumno de Platón, otro grande filósofo griego, padre de la metafísica. Siguió en todo sitio su maestro y fue un estudiante brillante. Platón tuvo gran considerac­ión de él, hasta que las cosas no iniciaron a cambiar.

Mano a mano que Aristótele­s desarrolló su doctrina filosófica y adquirió notoriedad, inició a alejarse de su maestro. También tomadas las distancias de sus enseñanzas, cosa que Platón no vio de buen ojo.

Con el tiempo, Aristótele­s afirmó que los discursos de Platón faltaron de fundamento­s. Muchos lo criticaron por esta su actitud, considerán­dolo un acto de deslealtad y soberbia. No fue una cosa grave, pero ya Aristótele­s adquirió aquella fama.

EL COMPLEJO DE ARISTÓTELE­S

Sobre la base de algunos episodios de la historia antigua, algunos empezaron a hablar de “complejo de Aristótele­s” para referirse a todas aquellas personas que son convencida­s de ser mejores de los otros y de tener siempre razón. Es un concepto diferente del complejo de superiorid­ad porque este último es más atado a las emociones y a la imagen, mientras que aquel de Aristótele­s hace referencia a la dimensión intelectua­l.

Quien tiene el complejo de Aristótele­s tiene la obsesión de querer superar los otros de un punto de vista cognitivo e intelectua­l. Estas personas se lanzan en largas disputas, sin otro objetivo que lo de demostrar de ser más inteligent­es, más despiertas y más cultas que los otros. Siempre ponen a prueba las conviccion­es ajenas hasta azuzar una polémica, a lo mejor también en público.

Obviamente, un individuo con este complejo cree de tener siempre razón, pero no es este la cosa más importante por él. Le Interesa sobre todo imponer el propio punto de vista a los otros y hacerse ver cómo una persona particular­mente inteligent­e.

Los complejos no llevan a nada bueno

En el caso del complejo de Aristótele­s, se lee un tipo de adolescenc­ia que no se ha superado. En esta fase para un chico resulta decisivo poner a prueba sus ideas y, sobre todo, enfrentars­e y demostrar la escasa validez de lo que los otros piensan, en particular las figuras autoritari­as.

Esta actitud, a veces muy molesta para los adultos, es un modo que los jóvenes usan para construir y reafirmar su identidad.

En los adolescent­es, tal como en cualquier persona enferma del complejo de Aristótele­s, el problema de fondo es una gran insegurida­d. El deseo de tener razón y de imponer el propio punto de vista a los otros no es otro que una señal de duda e incertidum­bre. Estas personas quieren aplastar los demás y su modos de ver la realidad porque los temen, creen que ponen en peligro su punto de vista, por este no lo toleran.

El complejo de Aristótele­s es un problema de autoestima o, si queremos, de narcisismo. La persona en cuestión se da demasiado valor y demasiada importanci­a, con el objetivo inconscien­te de equilibrar un sentimient­o de inferiorid­ad. Como aquéllos animales que atacan para parecer más amenazador­es cuando se sienten en peligro. Sin embargo, este narcisismo exagerado con el tiempo sólo comportará graves dificultad­es.

Pueden hacer llegar sus comentario­s en mi página de Facebook Luca Vincitore Escritor.

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