Esperan buques la apertura de ductos
Terminales de Coatzacoalcos y Tuxpan pueden mover por pipa apenas 20% de su producto
En los puertos de Tuxpan y Coatzacoalcos hay al menos 25 buques-tanque a la espera de poder descargar en el sistema de Pemex Logística, pero no lo pueden hacer porque no hay espacio en las terminales de almacenamiento pues no han movido su producto desde hace tres días.
La terminal de almacenamiento de Tuxpan, donde aguardan nueve barcos, está diseñada para trabajar con poliductos, no con camiones cisterna o pipas, y en este momento es el principal problema que se tiene porque las llenaderas fueron diseñadas para mover cuando mucho hasta 20% del producto por ruedas.
Para la Ciudad de México es vital el sistema de ductos de Veracruz norte porque es el que conecta a la terminal de almacenamiento y reparto de Azcapotzalco, en donde estaba antes la refinería, con los petrolíferos importados que llegan por el Golfo de México.
En tanto, en el puerto de Coatzacoalcos también están a la espera de que se reabran los ductos al menos 16 buquestanque que deberán alimentar a los consumidores de gasolina regular, de alto octanaje y diésel de la Ciudad de México y de la zona centro.
Los barcos que traen productos pe%trolíferos primero deben estar en la entrada del puerto y la capitanía de Coatzacoalcos deberá autorizar su entrada a las escolleras para después pasar a las posiciones de descarga dentro de las instalaciones de Pemex Logística en la terminal Pajaritos.
Las terminales
Hasta el viernes, los tanques de almacenamiento de Pemex Logística estaban al 90% de su capacidad, sin condiciones de recibir nuevo producto, lo que pasará hasta que se reabran al menos seis ductos usados para abastecer el Valle de México.
La reapertura de los poliductos, planeada en dos etapas a lo largo de este fin de semana, permitirá que se pueda regularizar la oferta de tal forma que el total de producto se estaría reabasteciendo en las terminales de almacenamiento.
Los ductos desde Tuxpan atienden parte del mercado de Veracruz y de Puebla, así como una gran parte de la Ciudad de México. Desde Coatzacoalcos atienden otra zona del Valle de México y luego derivan hacia Tula, en Hidalgo, donde complementan la oferta local y del occidente del país.
Evitamos todo aquello que nos compromete, aquello que pueda cambiar nuestros planes, sobre todo si vienen de fuera, es decir que no sean producto de nuestras propias aspiraciones que con frecuencia están motivadas por los caprichos y antojos.
El niño recién nacido es absolutamente egoísta, pues no ha encontrado a los demás, primero tiene que descubrirse a sí mismo, saber de su existencia. En su mente no hay ideas, sólo necesidades: de alimentarse, de ser cobijado, de ser protegido. Todo esto no lo hace culpable, pues son consecuencias necesarias, ya que es un ser completamente desvalido. No tiene capacidad de resolver sus carencias por sí mismo. El problema está en aquellos que con el paso del tiempo se mantienen en esa inmadurez.
La mercadotecnia estimula nuestro egoísmo y el ambiente social se desliza por una pendiente en la búsqueda de la comodidad. En una caricatura aparece un orador que pregunta a su público: ¿Quiénes quieren un cambio? y todos levantaron la mano, pero después insistió: ¿Quién quiere cambiar? y nadie dijo yo.
Para muchos millones de personas el área de confort está encerrada en ese pequeño dispositivo llamado teléfono celular.