La democracia según los gringos
Se discute hoy en los medios de información y en las redes sociales el tema de la situación en Venezuela, a partir de los problemas sociales y políticos en esa nación y la reciente autoproclamación de Juan Guaidó, como presidente, en una pretendida sustitución de Nicolás Maduro, lo cual cuenta con el visto bueno de Donald Trump, su gringo favorito.
Cualquier persona con un mínimo de información sobre la historia de Estados Unidos y su relación con otros países del mundo sabe de la tendencia intervencionista de sus gobernantes, provengan éstos de los partidos Demócrata o Republicano. Para cualquier persona medianamente informada están presentes las intervenciones de los gobiernos norteamericanos, con los más diversos pretextos, en países como Irak, Libia, Siria y otros, y la deposición que se ha hecho de los gobernantes de esos países, como fueron los casos de Saddam Hussein y Omar Kadafi.
Y más presentes están las intervenciones de los gobiernos estadounidenses en países de nuestro continente, comenzando por la deposición del gobierno de Jacobo Arbenz, elegido democráticamente en Guatemala, donde se favoreció el establecimiento de una dictadura.
El gobernante actual de los Estados Unidos se desgañita llamando “dictador” a Maduro, presidente de Venezuela. Quien no está enterado de las conductas de los gobiernos estadounidenses puede pensar que Trump y los que lo antecedieron son amantes de la democracia y no pueden ver con buenos ojos a los dictadores de cualquier tipo. A quien así crea habría que remontarlo a los años recientes de la historia de nuestro continente, a lo ocurrido en la mayoría de los países del cono Sur, a la caída de Salvador Allende, un presidente elegido democráticamente y derrocado por una junta militar alentada desde Washington en septiembre de 1973 que dio lugar a la dictadura de Augusto Pinochet.
Hoy es fácil enterarse por medio de internet de todos esos asuntos y saber lo que sucedió en esos años en Brasil, Colombia, Venezuela, Uruguay, Paraguay, Bolivia, Perú y la mayoría de los países de América Central, plagados de dictadores auspiciados y sostenidos por los gobiernos de Estados Unidos.
Por eso, llaman la atención los gritos destemplados emitidos por personeros de los medios electrónicos que se rasgan las vestiduras en contra del “dictador” Maduro, y reclaman del nuevo gobierno de México un pronunciamiento en su contra y el reconocimiento de su opositor, Juan Guaidó, a sabiendas de que ignoraron en el transcurso del tiempo a los dictadores impuestos y sostenidos por los gobiernos de Estados Unidos.
Para coraje de estos “defensores de la democracia y el respeto a los Derechos Humanos”, que nunca les importaron un comino cuando se violaron por los dictadores mencionados, hoy gobierna México un hombre que ha recuperado los principios constitucionales de no intervención en los asuntos de otros pueblos y de la autodeterminación de los mismos, así como el arreglo pacífico de las controversias, que fueron dejados de lado por los gobiernos neoliberales del PRI y el PAN. AMLO ha dicho que basado en estos principios, México pugnara por una salida pacífica de este conflicto en Venezuela mediante el diálogo entre las partes.