Asesino de Isidro Baldenegro confesó todo ante su padre
Papá del presunto homicida compró una pistola para entregarla a la policía y decir que con esa lo había matado
“Él me dijo que lo había matado”, relató Hilario Quiñónez Rubio, padre del imputado por el homicidio Isidro Baldenegro López, quien incluso consiguió dinero prestado y vendió una vaquilla para comprar una pistola calibre .38 súper para entregársela a la autoridad.
Este caso es emblemático debido a que Isidro Baldenegro fue condecorado con el Premio Ambientalista Goldman, pero además porque es el primer caso de homicidio de un defensor de derechos humanos judicializado en Chihuahua, donde además se ha advertido de las deficiencias que existen en cuanto a intérpretes de los diversos dialectos indígenas que se hablan en Chihuahua.
Con el apoyo de traductores, tanto en el estrado como en la audiencia, se desarrolla el juicio.
-”¿Quién mató a Isidro? Fue la pregunta de Aurora Rodríguez Vizcarra, ministerio público, fue contundente. La respuesta fue corta pero clara: “Pues él”, dijo Hilario, al reconocer a Romeo entre los presentes en la sala de audiencia número 19 del Cereso número 1 donde se sigue la causa penal 258/18 por homicidio calificado contra Romero Q. M y/o Romeo R. M.
En su declaración ante el juez detalló que entregó el arma calibre .38 súper a la autoridad por petición de una mujer identificada como Marcela Rodríguez Torres, quien incluso lo motivó a entregar a Romeo a las autoridades de Parral. A nadie le queda claro el papel de esta mujer, tampoco quién es, para quién trabaja o a quién le sirve de intérprete, pues es originaria El señor de Coloradas de la Virgen.
Hilario afirmó que prefirió entregar a su hijo para que ya no anduviera peleando con los familiares de Isidro, pues estando encerrados ya no pueden hacer daño.
En su cosmovisión indígena, el padre del muchacho decidió entregar la pistola calibre .38 súper, con la cual no fue asesinado Isidro, pero que concuerda con el calibre de las heridas.
Hilario adquirió el arma, la consiguió pidiendo dinero prestado y otra cantidad que obtuvo con la venta de una vaquilla. No se advirtió cómo o a quién se la compró.
La pistola la entregó a un agente ministerial que se encontraba en la comunidad de Coloradas de la Virgen, donde además lo instruyeron para decir que esa arma era la que portaba Romeo siempre.
Las periciales arrojaron que no era el arma con que se perpetró el crimen.