Ingeniero tiene pasión por investigación de fosiles
Muelas, colmillos y fragmentos de huesos fosilizados se muestran en arroyos del ejido Conchos
Investigador de la historia por pasión, ingeniero en Sistemas Computacionales de profesión, el saucillense Juan Arreola de 49 años fue quien descubrió los vestigios fósiles de mastodonte y otras especies no identificadas aún en la región de Tortuguillas del ejido Conchos dentro del municipio local.
Saucillo.- Investigador de la historia por pasión, ingeniero en Sistemas Computacionales de profesión, el saucillense Juan Arreola de 49 años fue quien descubrió los vestigios fósiles de mastodonte y otras especies no identificadas aun en la región de Tortuguillas del Ejido Conchos dentro del municipio local.
El descubrimiento y la investigación bibliográfica y de campo lo hace por gusto y porque se dedica en ratos libres a indagar los pueblos antiguos y por ello escribe un libro sobre el municipio de Saucillo desde hace dos años.
“Investigo los cerros, los pueblos antiguos y los denuncios mineros”, expresa este investigador que actúa como lobo solitario merodeando las laderas y cañadas de los cerros, husmea en arroyos y observa con suma atención la orografía para identificar las piedras calizas o los vestigios de seres ya totalmente fosilizados.
En un recorrido que hizo El Heraldo de Delicias por la región de Saucillo, encabezada por el propio Arreola y el titular de Fomento Económico, José Noriega se aprecia, se aspira, se huela la naturaleza en vilo.
El recorrido inicia desde la cabecera municipal distante unos 20 kilómetros desde el centro de Saucillo, el frío matinal cala en la sombra, pero poco a poco el clima se compone con la salida del sol. No se han recorrido más que unos 5 kilómetros en camioneta cuando se aprecia a lo lejos las puntas de los cerros denominados “Los Picachos” que están enclavados en la división de municipios entre La Cruz y Saucillo.
Tras recorrer unos 8 kilómetros más desde la carretera Panamericana se llega a un guardaganado, donde se inicia el recorrido en dominios de tierras agrestes y pedregosas propiedad del ejido Conchos.
La naturaleza es plena cactáceas de todo tipo se entrelazan con arbustos espinosos y silvestres. Allí hay gobernadora, ocotillo, mezquite al por mayor. Hay gatuños se muestran mientras los cardenches empieza a querer florecer y muestra una pequeña tuna amarillenta.
Aquí en este valle la fauna silvestre es rica: cactus, nopales, hierba de sangregada, salvilla real, hojas de sen, y claro hierbas de orégano y huizaches por doquier en pleno crecimiento.
Los caminos de terrecería se extienden por las faldas de los cerros en desnivel, las piedras filosas lastiman las llantas de la troca, pero el motor de la unidad no se arredra.
Se caminan otros kilómetros antes de arribar a una ladera, donde yacen algunos arroyos. El ingeniero dice que ha recorrido por los menos 4 y en los 4 ha identificado vestigios de piedras calizas, algunas plenamente identificadas como colmillos o molares de algún animal del pasado.
De acuerdo a los estudios del ingeniero Arreola, se calcula que estas piedras calizas, trozos ferrosos de basalto y otras volcánicas, tienen una vida antiquísima como unos 20 millones de años, estamos hablando de épocas de la prehistoria, en el periodo oligoceno.
El investigador muestra a los reporteros las piedras recogidas en el arroyo, tiene características especiales que las diferencia de las demás, muestra un color amarillento y un peso mayor al de una piedra normal, algunas muestras están totalmente fosilizadas, otras manifiestan una cubierta diferente como si se tratara de una costra.
Pero llama la atención que algunas de ellas son identificadas por el investigador como unas muelas de mastodonte y otras como colmillos de algún animal no identificado, para lo cual se tiene que hacer estudios más profundos y con científicos especializados en la materia.
Lo cierto es que este valle a las faldas de Los Pichados de Tortuguillas, de acuerdo al investigador son ricas en vestigios fósiles, por lo cual no duda en decir que esto puede representar un potencial parque paleontológico que se puede explotar científica y hasta turísticamente.
En su libro que está por concluir y va titular “Vivir en el Conchos”, el ingeniero Juan Arreola, describe la vida del municipio de Saucillo desde la prehistoria hasta nuestros días. En el –según confiesa- dedica un capítulo total a indagar y describir cómo era la vida prehistórica de la región donde ahora se asienta la población de Saucillo, en ella relata parte de las investigaciones de campo y en archivos realizadas por el profesionista.